VALÈNCIA. La situación del exministro valenciano y otrora secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, se ha tornado desesperada en las últimas horas a raíz de las informaciones sobre el caso relativo a la presunta trama de corrupción en la compra de mascarillas en plena pandemia y el papel predominante que habría tenido uno de sus asesores más cercanos, Koldo García. El pasado viernes la portavoz del Gobierno y número dos de la formación socialista, María Jesús Montero, ya dejó entrever la posición del partido cuando fue preguntada por el camino que debía tomar el dirigente. No obstante, la presión este lunes se redobló desde distintos frentes.
Así, la Ejecutiva del PSOE, en boca de su portavoz, Esther Peña, pidió directamente al diputado que entregara su acta en las próximas 24 horas tras decisión unánime de la dirección del partido. "No nos erigimos en jueces, no somos fiscales, no juzgamos. Pero, a pesar de todo, la Ejecutiva Federal considera que sí existe una responsabilidad política", señaló, para proponer además una comisión de investigación en el Congreso sobre la compra de material sanitario durante la pandemia.
Una petición directa del órgano superior del partido al parlamentario, que había navegado en los últimos días defendiéndose de las acusaciones y asegurando no tener órdenes directas por parte de la cúpula socialista respecto a abandonar su puesto.
La directriz del PSOE fue secundada por otras voces de peso dentro del socialismo valenciano. Así, el portavoz en Les Corts y secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, calificó la decisión de "dolorosa y firme" para alinearse con la orden de la cúpula del partido. "Ferraz tiene la última competencia y lo que lo que dice debe ser acatado, nosotros no tenemos nada más que decir", sentenció el diputado, dejando clara la concordancia de la federación valenciana.
En una línea similar se pronunció el expresidente de la Generalitat y secretario general saliente del PSPV, Ximo Puig, quien se mostró en cierto modo solidario con el exministro aunque apoyó la postura de Ferraz. "Creo que yo sé lo que haría, no porque entienda que Ábalos ha participado en absoluto en esta operación. Creo que ha sido engañado, lo creo a él, pero la política a veces no es eso que diríamos justa. Hay que tomar decisiones, y creo que hay que tomar una decisión clara en este aspecto, porque es verdad que al final hay un hilo conductor que es el que es", comentó Puig en una entrevista en 'Les notícies del matí' de À Punt.
A primera hora de la tarde, se hacía público que Ábalos renunciaba a la presidencia de la Comisión de Interior del Congreso, si bien eso no incluía el abandono de su acta como parlamentario. Fuentes socialistas interpretaban esta maniobra como un intento del exministro de realizar una concesión tras la orden de la Ejecutiva, pero sin dejar el escaño. Cabe recordar que la dirección socialista del Parlamento podía retirar a Ábalos de este puesto de la comisión o incluso expulsarlo del grupo, pero en ningún caso puede arrebatarle el acta puesto que ésta se ha logrado mediante el voto de la ciudadanía en las elecciones generales.
Así, y pese a la presión de la formación socialista, la decisión última de si permanecer o no en el Congreso pertenece al exministro. Obviamente, aquí entran en juego diversos factores: al margen del económico -la salida implicaría la pérdida de ingresos inmediata del dirigente valenciano-, también existe el condicionamiento judicial: el abandono del acto conllevaría la pérdida del aforamiento, una circunstancia que, sin duda, Ábalos estará analizando desde el punto de vista jurídico dado que, aunque es cierto que en estos momentos no se encuentra investigado -el caso debería haberse derivado entonces al Supremo-, pero no se puede descartar que sí fuera llamado en esa condición si perdiera su condición de aforado.
Un escenario más que complicado para el que fuera considerado mano derecha de Pedro Sánchez. En 2018, la portada de la Revista Plaza publicaba una entrevista a Ábalos con el titular: 'Del barro a la cima'. El dirigente valenciano había sido nombrado meses antes secretario de Organización del PSOE, pocos meses después sería designado ministro de Fomento. De ser un político conocido principalmente en el ámbito local (especialmente en el Cap i Casal) y por sus habilidades orgánicas, había alcanzado el puesto más relevante en el partido del puño y la rosa tras el todopoderoso líder, Pedro Sánchez. En julio de 2021 comenzaba a desandar el camino recorrido: su hasta ese momento valedor, el presidente del Gobierno, le despojaba de su cargo ministerial y también de sus galones en el partido sin que nunca quedaran demasiado claras las razones de esa maniobra. El propio Sánchez ha desmentido estos días que el caso ahora destapado tuviera que ver con su decisión.
En cualquier caso, la segunda caída de Ábalos, que en los últimos meses había recuperado tímidamente algo de visibilidad de cara a reivindicar sus opciones de entrar en la lista europea, se antoja difícilmente eludible. Aunque en algunos círculos socialistas internos se consideraba "excesiva" la vehemencia de Ferraz, nadie se atrevía a una defensa pública ante el temor de que se produzcan nuevas revelaciones en el caso. Con la presión existente de la dirección del PSOE, a Ábalos sólo le queda la renuncia del acta o permanecer en el Congreso con riesgo de caer en el Grupo Mixto como diputado no adscrito si la formación socialista decide apartarlo.