Cada vez que una persona muy cercana a mi, con estudios universitarios, brillante en su trabajo y con sentido común me pregunta por un whassap que corre por la ciudad anunciando un nuevo confinamiento, un terremoto o el fin del mundo, me debería tomar un chupito. No lo hago, pero lo pienso.
¿Cómo es posible que personas adultas, incluso con estudios, cultura y con vida social caigan en un bulo de whatsapp que dice “ buenas noches, mañana Ximo Puig va a anunciar un confinamiento general domiciliario, mañana será público, los medios hemos recibido hace una hora la noticia, información contrastada y verificada”? Muy fácil, nadie se lo ha enseñado.
Cuando somos pequeños, nuestras primeras salidas a la calle andando las hacemos cogidos de la mano de mamá, papá, la abuela... y esa persona, a la vez que nos lleva bien cogiditos, nos va señalando los peligros. ¡Mira a los dos lados antes de cruzar! ¡No pases nunca con el semáforo en rojo! ¡Ve andando siempre por la acera y busca los pasos de peatones!
Un guardia civil que ofrece charlas sobre Internet en los colegios de Elche y comarca, me explicó una vez que a nadie se le ocurre dejar a un niño o una niña que vaya solo por la calle. Tenemos muy arraigado este proceso de aprendizaje; primero de la mano con indicaciones, luego sueltos pero acompañados y con indicaciones y al final sueltos y solos pero con todas las advertencias e información necesaria para evitar al máximo los riesgos.
Pero nadie nos enseña a movernos por Internet, navegar evitando peligros y discernir entre lo real y lo falso de la red. No nos enseña nadie en casa, entre otras cosas porque muchos no lo sabemos, y no nos enseña nadie fuera de casa.
Los medios de comunicación no somos infalibles, hay muchas pruebas de esto, es verdad, pero no mandamos whatsapps para anunciar que mañana vamos a dar las noticias. Las escribimos en nuestras webs o hablamos en nuestras radios o teles y ahí es donde, normalmente verificadas, contamos las noticias. Entre otras cosas porque vivimos de la publicidad y un triste, escueto y alarmante whassap no nos da ni anunciantes, ni clicks para conseguir anunciantes, ni oyentes, ni nada.
Hoy me ha vuelto a pasar con el último bulo que ha corrido por ahí y he vuelto a reflexionar sobre la necesidad de formar en las escuelas, institutos o universidades, donde quieran, sobre la información veraz, los rumores, los bulos, y en general, al menos, dar algunas claves para poder mínimamente discernir entre la información fiable y lo que es mentira seguro. No solo para las noticias, sobre cualquier tipo de información que busquemos o nos llegue desde Internet.
Desde varias organizaciones se pide este tipo de asignatura, no solo para saber si “eso que corre por ahí y me ha llegado por seis grupos de whassap” es cierto, si no también para que cuando tengamos dudas sobre salud, legales, de consumo, sobre nutrición y de toda índole, sepamos cómo acceder a una información con algo de crédito. Hace ya al menos tres años que la Federación de Asociaciones de Periodistas de España solicitó formalmente crear una asignatura con este contenido. Se diseñó el proyecto e incluso se propuso que podía formar parte de 4º de la ESO.
Buenos pues ni caso. La nueva Ley Celaá no contempla esta alfabetización digital ni ninguna otra, y ningún gobierno parece tener interés en formar sobre los bulos ni en incluir nada parecido en el currículum. No entiendo la razón porque, en contra de muchos otros apartados de la ley, aquí podría haber un consenso claro.
Mientras, seguiremos viviendo a golpe de sustos con las fake news, nos tomaremos kiwi con ph alcalino para curar el coronavirus porque lo he leido en internet y haremos dieta milagro muy efectiva que me han dicho en un foro.