ELCHE. El año 2023 quedó marcado por el descenso del Elche a Segunda División, poniendo fin a la buena estrella deportiva del equipo ilicitano, que desde la llegada a la propiedad del empresario argentino Chistian Bragarnik sólo había vivido éxitos.
El derrumbe deportivo llegó en el mejor momento económico de la entidad, completamente saneada y con varios proyectos ambiciosos en su agenda, como una ambiciosa reforma del estadio Martínez Valero y la construcción de una ciudad deportiva con varios campos de entrenamiento y una residencia para futbolistas.
Sin embargo, el batacazo deportivo, ya que el Elche fue colista crónico de la pasada competición, deja un amargo sabor de boca en el entorno ilicitano, al que ni siquiera el digno final de Liga, tras cinco jornadas sin perder y victorias ante algunos de los grandes, sirvió de consuelo.
Los primeros meses de la actual competición han confirmado que al Elche, pese a su vitola de favorito, no le da para pelear por el ascenso directo y que, como mucho, deberá sufrir para entrar en los puestos de promoción, algo que aún lo ha logrado en la presente temporada.
Bragarnik adquirió el club en los primeros días de diciembre de 2019 y en su primer año ya logró un ascenso a Primera División, a pesar de que su intervención en el día a día del club ilicitano y en la gestión deportiva fue mínima.
En las dos siguientes temporadas, en Primera, el equipo se salvó. La primera ocasión tras una carambola afortunada en la última jornada y en la segunda de forma holgada tras una de las mejores temporadas de la entidad en su era moderna.
El descenso supuso, por lo tanto, la primera ocasión de ver en acción al empresario remando contracorriente en el Elche.
Bragarnik apostó este pasado verano por mantener en el puesto a su entrenador de confianza, Sebastián Beccacece, y construyó una nueva comisión deportiva en la que Antonio Barragán y Mauro Óbolo se sumaron a Sergio Mantecón.
El agente futbolístico argentino no realizó grandes apuestas para reforzar al equipo y decepcionó a la afición facilitando la salida de la entidad con la temporada ya iniciada de jugadores como Lucas Boyé o Pere Milla, determinantes en la historia reciente del club, y de Ezequiel Ponce, también con la pretemporada en marcha.
Tampoco pudo retener a futbolistas como Gerard Gumbau y Omar Mascarell, claves en las últimas permanencias, por lo que el equipo que arrancó la Liga poco tenía que ver con el que, pese al descenso, compitió en la recta final del anterior campeonato.
El Elche inició el actual curso con las arcas llenas de dinero, ya que a la ayuda del descenso se sumaron los millones por los traspasos de sus tres delanteros, pero con una plantilla sensiblemente inferior en calidad que aún no ha demostrado estar capacitada para pelear por el ascenso.
La esperanza de los aficionados es que el empresario acuda al próximo mercado de invierno e invierta en dar un salto cualitativo a plantilla para recuperar la buena estrella que siempre caracterizó su gestión.
A nivel social, el club ha hecho un esfuerzo en 2023, aprovechando la efeméride del centenario, por acercarse a la sociedad ilicitana, de la que se había alejado en el inicio de la era Bragarnik, quien recientemente confirmó que no tiene intención de vender la propiedad del club a corto plazo.
También se han anunciado durante los últimos meses proyectos ambiciosos a nivel de infraestructuras, como las reformas en el Martínez Valero y la futura Ciudad Deportiva, si bien ninguna de estas obras se han iniciado aún.