ELCHE. Dos años después por el paréntesis de la pandemia, las mujeres de Elche volvieron a tomas las calles ilicitanas desde la Plaza de la Aparadora en dirección hacia la Plaça de Baix en una manifestación que congregó al menos a unas 3.000 personas. Una demostración del poder de convocatoria del movimiento feminista, que con una menor difusión que en otras ocasiones, volvió a sacar músculo al grito de "no es no, lo demás es violación", "sororidad contra el patriarcado" o "no quiero ser valiente, quiero ser libre", inundando después la propia plaza frente al Ayuntamiento.
Una manifestación que partió desde la Plaza de la Aparadora, lugar emblemático hoy del movimiento feminista por el nombre y el homenaje a las aparadoras, las mujeres 'invisibles' y a menudo muy precarizadas de la industria del calzado, y en la que concurrieron las propias asociaciones de aparadoras, así como sindicatos, colectivos LGTBI, partidos, otras entidades o miembros de la izquierda local, que quedaron atrás con sus pancartas para dejar que protagonizaran las organizaciones convocantes: Assemblea 8M Elx y la Coordinadora Feminista.
Precisamente con el lema '8M, ni un paso atrás', y frente a otros años o convocatorias de otras ciudades, aunque por la mañana hubo sendas concentraciones, una en la Plaça de l'Algeps —las Chimeneas— a las 12:00 horas por la Assemblea y otra poco después en el Ayuntamiento, donde se leyó un manifiesto por parte de la Coordinadora, hubo unidad para la convocatoria de la tarde. La causa común prevaleció en la misma a pesar de las diferencias que hay ahora mismo en debate en el movimiento sobre cuestiones como la Ley Trans o la prostitución. Tampoco faltaron las pancartas con otras cuestiones como la guerra en Ucrania y las referencias a la paz.
Una manifestación que volvió a congregar a muchas personas por una causa común a pesar de las distintas perspectivas, y con una cantidad ingente de gente joven. Durante el trayecto se fueron sumando más participantes y ya en la Plaça de Baix, prácticamente hasta arriba, se procedió a leer el manifiesto para después escuchar desde el 'Ay Mama' de Rigoberta Bandini o 'Terra' de Tanxugueiras, pasando por la ya clásica batukada en la que muchas se quedaron para hacer suyo ese célebre si no puedo bailar, no es mi revolución.