Cuánto se va a echar de menos la celebración de las Hogueras de San Juan, las fiestas mayores de Alicante, por las restricciones sociales provocadas por el covid-19. Este bichito sigue aún ahí fuera y no se marchará si la gente no es responsable y cumple con las mínimas medidas de protección social para evitar los contagios. Y cuántos detractores de esta fiesta, muchos menos que los primeros, se alegrarán porque no las haya. Tiene que haber de todo y prima el interés general, dice cada año el Concejal de Fiestas ante las quejas de algunos. Este año es diferente a todos los anteriores por lo que para consolar a los afines se han preparado unas Hogueras de San Juan on line a través de la organización de un extenso programa por parte de la Federación de las Hogueras y del Ayuntamiento de Alicante. No se consuela el que no quiere, la imaginación al poder que falta hace entre nuestra clase política tan exenta de líderes de verdad.
Desde que las Hogueras de San Juan se constituyeron como fiestas mayores en Alicante (1928) - de la mano de José María Py - hasta nuestros días, estas sólo se habían suspendido durante la guerra civil española. Y ahora, por el coronavirus.
Las Hogueras de San Juan siempre han atraído a mucha gente, además de entusiasmar a foráneos y a extranjeros. El olor de la pólvora de las mascletás, el colorido de los monumentos de cartón piedra que serán luego devorados por el fuego purificador en la madrugada del 24 al 25 de junio, la devoción de la ofrenda de flores a la Patrona, la Belleza del fuego y sus Damas como representantes de la fiesta, el arte del toreo en la feria taurina de Hogueras, los ninots y su mirada risueña y traviesa que esperan ser indultados antes de perecer entre las llamas, el desenfreno en barracas y racós hasta casi el amanecer, … Políticos, empresarios, artistas, escritores, personas de toda condición, se han dejado cautivar por estas fiestas, además de conocer este acontecimiento social y festivo de primer orden.
Entre los muchos que tuvieron ese interés por las Hogueras está uno de los escritores más importantes de España. Fue un gallego de gran porte, de vozarrón destacable y manifestaciones ricas en palabras españolas al mejor estilo castellano. Fue ese que escribió novelas tan conocidas como “La familia de Pascual Duarte” (1942), “Viaje a la Alcarria” (1948) o “La Colmena” (1951). Ese que fue nombrado por el rey Juan Carlos I como uno de los Senadores Reales (entre otros 40, que se sumaron a los 207 restantes que fueron elegidos de forma directa). Es sonada la anécdota donde Camilo José Cela fue protagonista durante la sesión del Senado del 19 de junio de 1977. En un momento de la misma el Presidente de la Cámara, Antonio Fontán, llamó la atención a Cela porque consideraba que estaba dormido. Ocurrió así: Fontán dijo serio y rotundo que “el Senador Cela está dormido” a lo que Cela, molesto, le contestó “No, señor Presidente, no estaba dormido sino durmiendo….”. Fontán entonces le dijo con sorna: “¿Acaso no es lo mismo estar dormido que durmiendo?”. Y Cela le contestó: “No, señor Presidente, como tampoco es lo mismo estar jodido que jodiendo”. Ya ven, Cela fue genio y figura hasta la sepultura, como dice el refrán popular. Por su obra fue elegido para importantes premios como el Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Nobel de Literatura (1989) o el Cervantes (1995). Por cierto, ¿recuerdan algunas de las primeras palabras que dijo al recoger el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y que hoy tienen eco y trascendencia?. “En España el que resiste, gana” y Felipe VI - a quien iban dirigidas esas palabras cuando aún era el heredero a la Corona de España - y el pueblo español, están resistiendo y ganando al covid-19. También dijo Cela: “Alteza, los españoles estamos orgullosos y celosos de vuestro padre el Rey y tenemos la difusa, pero también ciertísima convicción de que, sin su providencial presencia entre nosotros, no estaríamos celebrando aquí y ahora esta fiesta de concordia y paz”.
Camilo José Cela vino a Alicante a las Hogueras de San Juan para ver un ninot que lo representaba y que recogía una anécdota ocurrida en un Huerto de Elche un año antes. Dejen que les cuente qué pasó para que entiendan porque después el artista lo inmortalizara en su monumento fogueril. Ocurrió el 23 de agosto de 1965 en el “Hort del Chocolater” en Elche. Se inauguraba una fuente monumento del escultor Adrián Carrillo dedicado a Camilo José Cela. Un numeroso grupo de personas fue testigo de este homenaje. Ramón Bono Marín fue el encargado de agasajar al escritor con un entrañable discurso. Cela le contestó con unas palabras de agradecimiento y después, ni corto ni perezoso, se metió en la alberca de cuerpo entero y se tumbó en el agua mirando a las copas de las palmeras, ante la mirada asombrada de los asistentes. Entre estos estaba Ramón Marco, constructor de Hogueras, quien reprodujo este momento en su monumento fogueril de 1966. Fue el primero que plantó el Distrito Florida-Portazgo. Cuando Cela se enteró de la existencia de este ninot, manifestó que no quería que lo quemaran y se presentó en Alicante el 22 de junio para impedirlo. Aprovechó para involucrarse en la fiesta hasta tal punto que desfiló por las calles de ese barrio, bombo en mano, para animar el festejo ante propios y extraños. Y consiguió lo que quería: llevarse su ninot evitando que fuera pasto de las llamas en la noche de la cremá.
Perfecto Arjones estuvo allí en el instante y el lugar adecuado para retratar a Camilo José Cela con esa guisa, acertando en el encuadre donde el escritor era el protagonista, junto con otras personas, en un ambiente de fiesta. Contento y ufano, Cela toca el bombo con muestras de alegría y de satisfacción, como si se tratara de un niño grande que disfruta como un crío de ese pasacalles. Perfecto Arjones supo plasmar el alma de ese momento en el que Cela, y los que le acompañan, muestran en sus expresiones los gestos de júbilo acordes con el ambiente festivo de ese día. Un documento gráfico que dice muchas más cosas de las que se ven a través de esa foto por medio de la cámara de Arjones. Desde el Ayuntamiento de Alicante, siendo Gabriel Echávarri el Alcalde de la ciudad, se le homenajeó con la concesión de una calle con su nombre. El Chollas, como llaman sus amigos a Arjones, era todo agradecimiento cuando el alcalde se lo comunicó personalmente. Este fotógrafo hizo con sus fotos un archivo fotográfico espectacular que ya forma parte de la historia cotidiana del Alicante más genuino.