VALÈNCIA. Algunos lectores recordarán la película de 2004 'El hundimiento' de Oliver Hirschbiegel, que relata los últimos momentos de Hitler en su búnker berlinés. En una de las escenas -usada como meme en muchas ocasiones- se ve al dictador nazi tratando de orquestar un asalto a la desesperada con tropas al mando de un oficial, Steiner, con el objetivo de detener el avance aliado. Los colaboradores de Hitler tragan saliva antes de confesar que tal contingente ya no existe, por lo que el contraataque es imposible.
Obviamente, nada tiene que ver Casado con el citado genocida, pero la situación atravesada en las últimas 24 horas por el líder nacional del PP sí puede asemejarse a esa secuencia del film en la que Hitler entiende, con un baldazo de realidad, que la guerra está perdida y, él mismo, ya se encuentra condenado.
Así, tal y como informó Valencia Plaza, el presidente popular resistió este lunes el embate en su Consejo de Dirección -tras más de siete horas de reunión- convocando para la próxima semana una Junta Directiva Nacional en la que se debatiría la fecha del congreso del partido. El objetivo de Casado y de su 'número dos', Teodoro García Egea, era recabar los suficientes apoyos para evitar que el órgano del partido (compuesto por unos 300 miembros) aprobara un cónclave extraordinario de carácter inmediato y, de esa manera, esperar hasta julio que era cuando debía celebrarse el congreso.
Precisamente, Casado y su entorno más próximo, pese a que algunos de sus colaboradores más cercanos mostraron sus reticencias, parecían centrados en las cuentas necesarias para atar los apoyos suficientes en la Junta Directiva Nacional -un tercio les bastaba- para lograr mantener el citado calendario para intentar que se calmaran las aguas y poder resituarse tras la crisis desatada por el enfrentamiento contra Isabel Díaz Ayuso.
Sin embargo, esa hoja de ruta se hizo añicos desde principios de la mañana de este martes. La diputada valenciana y 'casadista' Belén Hoyo, dimitía de su puesto de presidenta del Comité Electoral en la dirección del PP; no tardaba en seguirle el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, abandonando su puesto de portavoz del PP nacional.
A partir de ahí, todo fue una cascada de dimisiones o exigencias para la convocatoria de un congreso extraordinario, como ocurrió con casi todos los miembros de la dirección parlamentaria en el Congreso. Especialmente dolorosa para Casado y García Egea debió ser la exigencia unificada de la dirección del PPCV con su valido Carlos Mazón al frente, junto a las tres provincias de la Comunitat Valenciana y, posteriormente, la del presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, amigo personal de García Egea.
Según informaron diversos medios nacionales, Casado trató de parar la sangría fijando la convocatoria de la Junta Directiva para el martes que viene con la asunción del congreso extraordianrio y también mediante la dimisión de su secretario general, que ya había sido demandada por Hoyo y otros dirigentes en la jornada anterior sin éxito. García Egea dejaba el cargo finalmente aunque ya era demasiado tarde: el presidente nacional del PP se había quedado sólo en su búnker tratando de mover tropas que ya no existían.
Mientras, sus rivales y también sus hasta hace poco afines, bendecían al presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, como solución necesaria para recuperar la estabilidad y empaque de las siglas. Ese parece que será el siguiente paso a transitar por la formación de la 'gaviota', que trata de recuperar todo el crédito dilapidado en apenas una semana.
En cuanto a Casado, en teoría debe reunirse este miércoles con los presidentes autonómicos. Todo apunta a que sólo queda por acordar los términos de la rendición, ya sea mediante gestora o haciendo el último servicio como líder conduciendo al partido hacia un congreso extraordinario que determine quién será su sucesor.