BENIDORM. El arquitecto Carlos Ferrater fue el creador, junto a su socio Xavi Martí, del Paseo de Poniente de Benidorm. Ahora se cumplen 10 años desde que se inauguró, y el pasado jueves hizo un repaso del proceso creativo de esta joya arquitectónica que tantos galardones ha cosechado.
- ¿Qué sensación tiene cuando recorre el Paseo de Poniente después de su inauguración hace diez años?
Es una sensación magnífica, porque es una cosa que has imaginado, que luego la has dibujado, construido y luego una obra tan larga y de tantos años... Poder disfrutarla ahora, veo que las plantas han crecido, que los colores se siguen manteniendo. Y luego cosas que no ves en el dibujo, como pasear por debajo de estas conchas... Es como estar en el cuento de Alicia en el País de las Maravillas al otro lado del espejo.
Generalmente, las obras con el paso del tiempo están más fastidiadas. La vida las maltrata mucho. Y en cambio, el paseo de Benidorm, pues a lo mejor hay que cambiar unas piezas, es lógico porque la gente con la arena... Pero da igual, son 3.000 euros al año de cambio de piezas. El paseo está dando millones y millones de beneficios. Dicho esto, es un paseo del sueño, que es muy difícil proyectarlo así.
- ¿Cómo lo ve después de 10 años como proyecto arquitectónico?
Los diez años me han servido esta vez para releer el proyecto. Coger la documentación y decir, bueno, el proceso es éste. Pero lo que es interesante es realizar el ejercicio intelectual de la creación al revés: de lo construido, a lo soñado.
- ¿Cambiaría algo del proyecto?
La verdad es que no. A lo mejor, si lo hiciera ahora no me saldría igual. Saldría otro, parecido seguramente, pero conscientemente no lo cambiaría. Está todo bastante encajado.
- Hablando de un aspecto que cada vez está más en boga, como es la sostenibilidad, siendo una idea de hace 20 años, donde no se tenía tan en cuenta... ¿Es sostenible?
Hemos sido sostenibles siempre. Yo creo que la buena arquitectura siempre ha sido sostenible. El hormigón blanco, por ejemplo, si lo hubiera hecho de ladrillo, tendría de entrada 2.000 focos más para iluminar el paseo. En cambio, con muy poco, da un resplandor en la arena... Eso es sostenible, con cuatro vatios ilumino bastante bien porque la lámpara es la propia concha formada sobre la arena. Por ejemplo, el hecho de que haya tan poco material, con la cerámica, el cemento, los moldes, todo hecho aquí al lado. Hoy si pones granito, como el de Levante, lo traes desde China, ya me dirá la sostenibilidad.
- Dice que el proyecto tiene que casar con la ciudad. ¿En qué pensó para que encajara ese paseo con Benidorm?
¿Benidorm tiene tradición cultural? Yo pienso que sí. Buscar el hedonismo, ¿no? Las vacaciones, el sol, el mar, la playa. Esa idea se transmite al proyecto con estas formas sinuosas, de olas, de colores. Fíjate, ves los toldos y hay mil colores, las sombrillas. Es una ciudad en la que la fiesta es importante. El paseo es una parte más de la fiesta de Benidorm. Y no es hortera (ríe).
- Bueno, a veces Benidorm va un poco ligado a lo hortera, según a quién le pregunten.
Bueno, sí, pero la gente es igual en todos los lados. Aquí hay mucha junta, y a lo mejor algunos fenómenos se hacen más patentes porque hay más gente. Si hablamos de medio millón de personas en un momento determinado aquí en un espacio pequeño, pues tiene muchas ventajas, pero también inconvenientes.
- De su proyecto se criticó desde un principio la eliminación de carriles. ¿Forma parte del cambio global hacía un uso cada vez menor del coche?
Sí, yo creo que llegará el momento en el que el coche no se usará. Nosotros hacemos muchas obras en Barcelona, pero ya casi no hacemos parking. Cada vez menos porque lo que hay que potenciar es el transporte público en la ciudad, y el que no, un patinete o bicicletas eléctricas. Yo tengo bicicletas eléctricas y es fantástico. Y ahora tengo un coche completamente eléctrico, porque vivo fuera de Barcelona. Quieras o no, el mundo te lleva a ser más sostenible. Las ciudades cada vez se peatonizan más. El costo de las enfermedades por la contaminación no compensa.
- Y dice que cualquier punto de Benidorm está a 10 minutos del lugar que quiera ir...
Sí, con un patinete eléctrico te recorres Benidorm tranquilamente.
- Así que el futuro estaría en no usar el coche para todo.
Yo creo que Benidorm tiene que potenciar el transporte público. En sentido longitudinal es muy largo. Podría haber pequeños autobuses eléctricos rápidos, lanzaderas. Subes y bajas y ya tienes un bono para hacerlo rápido. No hace falta el coche en Benidorm. La gente viene a la playa, a disfrutar. Si fuera Los Ángeles, que para ir a la librería tienes que recorrer 22 kilómetros...
- ¿Qué ha supuesto para su estudio el proyecto de Benidorm?
Ha sido importante. Tenemos ya bastantes proyectos. Yo valoro igual de importante una casita para mi hermano de 100 metros. El tamaño no importa. Pero Benidorm tiene un aliciente, que va más allá, trasciende la esfera de lo racional o funcional o económico, para entrar dentro del sueño de la imaginación, del color. Un mundo ideal, onírico.
- ¿Cómo describiría la arquitectura de Benidorm? En la época del boom inmobiliario no se tuvo muy en cuenta el diseño de los edificios...
Benidorm tiene edificios que están bien y otros que no están tan bien porque se han ido haciendo... Pero tiene una cosa fantástica, es una maqueta de unos siete Manhattan. Allí son mucho más altas, pero también son más anchas. Aquí igual hay dos apartamentos por rellano, pequeños, de 50 metros, en cambio es una torre. Es decir, que es muy esbelta. Sin embargo, estos rascacielos están totalmente amortizados ya hace 20 veces. La tiras y haces otra, y la harás mejor, más ecológica, con materiales más sostenibles, mejor construida, con instalaciones mucho mejores. Es mucho más barato a lo mejor, tirarla, y hacer otra. E irían cambiándose todas. Arquitectónicamente podría ser un museo de torres de cada momento. Y a la larga quedarían trazas de todas las épocas. Ahora no porque todos son de los años 60 y 70, pero imagínate que pasan 200 años reciclando las torres. Porque no pueden mantenerlas, no aguantan el hormigón, están mal construidas muchas.
- ¿Pero cree que se cuidó la estética de las torres?
Yo vine en el 1971 para una exposición. Y la verdad, me quedé fascinado, porque empezaban las torres y yo pensaba, si yo pudiera, me quedo aquí y empiezo a hacer torres. Pues para un arquitecto... Pero claro, el problema es que al principio eran un poco 'feotas', con materiales un poco 'malillos'... pero plásticamente es una ciudad muy rica. Si tu la pones en blanco y negro, al atardecer, que no ves mucho, la terraza que es fea, la barandilla... La ciudad es cachonda. A mí me gusta.