tribuna / OPINIÓN

Buscar la paz en Ucrania

23/03/2023 - 

Hace un año asistíamos sorprendidos a la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso, nos parecía imposible que semejante despropósito pudiese ocurrir en Europa y en nuestro tiempo.  Recuerdo que la misma sensación de sorpresa sentimos cuando empezó el conflicto en la antigua Yugoslavia aquel 17 de agosto del año 1990 y cuyas consecuencias se siguen sufriendo hoy día, un conflicto que tenemos olvidado y del que  debiéramos haber sacado algunas lecciones que bien podrían servirnos en estos momentos. Hemos vivido en la creencia de que al menos en Europa la paz era el estado natural de este continente. 

Habíamos olvidado que aquí se fraguaron en el pasado siglo XX las dos guerras mundiales, con el preámbulo de la Segunda que fue la Guerra Civil Española, así como que el expansionismo colonial europeo tuvo mucho de ocupación, más que de empresa civilizatoria. La propia construcción de la Unión Europea tuvo como objeto crear una alianza entre estados que lucharon entre sí con el fin de que las ventajas de la cooperación conjurasen la lacra de los nacionalismos y del belicismo e impidiese la vuelta a los campos de batalla. La cooperación económica tenía como objetivo una Europa en paz y libertad; ese era el objetivo de aquel ambicioso proyecto político “Una Europa Unida puede contribuir a la paz  a través de realizaciones  concretas” como proclamaba Schumann en aquel célebre discurso  de mayo de 1950.

La paz no se puede dar por ganada de una vez por todas, requiere un esfuerzo permanente y constante; trabajarla día a día, y ello requiere  tomarnos muy en serio la educación para la paz; ésta es una cuestión que nos importa a todos, no solo a los líderes de los estados, sino a todos los ciudadanos; es algo muy importante para que la dejemos solo en las manos de los políticos en el poder. Las imágenes que se nos transmiten cada día de ciudades devastadas por la guerra, nos muestran cómo sus fatales consecuencias  las sufren  los ciudadanos, por ello creo que algo tienen que decir a la hora de exigir el derecho de vivir en paz. La sacudida que ha supuesto la invasión del ejército ruso en Ucrania en la conciencia de los europeos, nos ha hecho despertar de ese sueño en el que nos creíamos vivir en un espacio libre de la vulnerabilidad de la guerra.  Es de alabar la corriente de solidaridad que se ha despertado ante el éxodo de los ciudadanos de Ucrania. Ciertamente no podemos escatimar los apoyos a un país injusta e ilegalmente invadido como es Ucrania y el reconocimiento al valor de sus ciudadanos. Pero creo que tenemos el derecho y la obligación de pedir y exigir que acabe esta tragedia. En los últimos días hemos visto la manifestación de grupos de ciudadanos manifestándose por la paz, pero entiendo que es escasa la movilización de la ciudadanía; echo en falta el pronunciamiento de los ayuntamientos, de los sindicatos y de las organizaciones de la sociedad civil, así como de las confesiones religiosas, supuesto que abundan los argumentos de tipo religioso en la justificación de la invasión. No se trata de ser equidistante en la valoración  de este conflicto. El agresor es el Estado de la Federación Rusa y el agredido es Ucrania, pero ello no impide que manteniendo la ayuda al pueblo de Ucrania, se exploren todas las vías para acabar el conflicto. El hecho de que Putin se muestre reacio a negociar es una razón de más para que la sociedad eleve sus voces y se le exija que se avenga a ello. No podemos conformarnos con que se nos transmita que las cosas van para largo, cuanto más tiempo pasa mayor es el sufrimiento y el horror que se produce; ante esta situación es difícilmente comprensible el mensaje de ciertos gobernantes afirmando que no es momento de negociar, creo por el contrario que la necesidad de hacerlo es apremiante. En los últimos días algunas propuestas de paz se están presentando. 

El presidente de Brasil proponía un grupo de mediación internacional y Pekín hacía público su plan de 12 puntos. Respecto a estas iniciativas, desde el lado de la coalición que apoya a Ucrania no se ha tardado en manifestar que el plan presentado por China tiene sus debilidades, es incompleto; seguramente todo ello es verdad, pero entiendo que en estas propuestas hay elementos provechosos que pueden ayudar a abrir un camino para la paz, se debería alentar todas las iniciativas encaminadas a ese fin y no rechazarlas nada más proponerlas. Entiendo que debe haber un consenso en el apoyo a Ucrania, pero no entiendo que el lenguaje sea tan uniforme sin prácticamente ningún matiz. Las cosas no son ni han sido nunca blanco o negro; es hora de pensar en cuántas cosas se ha fallado y cuánta incomprensión ha habido y en cómo con actuaciones concretas preparamos el camino de la paz. 

Recientemente el M. P. D. L. ( Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad), que acoge a muchos refugiados de Ucrania, ha dedicado un número de su revista Tiempo de Paz a analizar desde diversos puntos de vista la situación de Ucrania. Creo que es un buen ejemplo de cómo la sociedad civil puede hacer oír su voz.  

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