ALICANTE. Fidel, con su conmoción, protagonizó la sorpresa de la previa, pero la anécdota giró alrededor de Christian Bragarnik, el flamante propietario del Elche.
Igual que para un ilicitano el iluminar el cielo con palmeras la Nit de l’Albà es una tradición sagrada, para un argentino (o un uruguayo) lo es degustar un buen mate siempre que sea posible. De ahí que a nadie sorprendiera ver a Bragarnik y sus acompañantes este sábado portando un termo de esa infusión en los prolegómenos del encuentro en La Constitución. Bueno, a nadie salvo a la Policía cuyos funcionarios de servicio no permitieron que la representación institucional del Elche, con el presidente Joaquín Buitrago a la cabeza, franquease la puerta cero del coliseo azulgrana con el recipiente.
Al final el termo de mate se quedó en el coche, no pudiendo acompañar Bragarnik y compañía la tarde de fútbol con esa característica infusión.