'test drive'

BMW X2 2.0d xDrive M Sport: el crossover de verdad

4/08/2018 - 

MADRID. El nuevo X2, la última apuesta de BMW para el segmento de los todocamino compactos, es actualmente el mejor ejemplo de lo que supone un crossover, ya que combina con maestría la conducción de un turismo con el espacio de un pequeño monovolumen.

El último integrante de la familia X (la de los SUV) de la marca BMW llega con todos los ingredientes para relegar a un segundo plano a sus competidores alemanes premium.

Antes de valorar si tiene el comportamiento dinámico característico de un BMW, vamos a centrarnos en lo espacioso que es por dentro, algo que ha sorprendido a las personas que se han interesado por el coche.

Con un conductor de 1,82 metros de alto, un pasajero de similar altura tiene el mismo espacio para las rodillas que si viajara en una berlina del segmento D, de las que la mayoría actualmente están en el entorno de los 4,70 metros de largo.

Lo mismo sucede con el espacio para la cabeza, a pesar de contar con una línea cupé, una persona de 1,82 metros no rozará el techo, aunque, como es el caso de la unidad probada, el vehículo equipe el techo panorámico y practicable.

BMW ha sabido aprovechar cada una de las cotas de este vehículo para dotarlo de la mayor amplitud posible. Ha jugado con algo de ventaja porque para su fabricación se emplea la misma plataforma que la del BMW X1, que mide siete centímetros más de largo y es 8 centímetros más alto.

Pues bien, siendo algo más pequeño y bajo que el X1, el X2 ofrece la misma habitabilidad que éste.

El puesto de conducción es muy cómodo y ergonómico, con una pantalla central flotante que facilita su manejo y visualización y un diseño del salpicadero ligeramente inclinado al conductor.

El asiento deportivo de la unidad probada recoge bien el cuerpo, lo que se agradece tanto en ciudad como en viajes largos. Esta característica es extensible a la butaca del copiloto.

Atrás la butaca está dividida en una proporción 40:20:20, con lo que el respaldo central se puede tumbar independientemente para colocar objetos largos como pueden ser unos esquíes.

Otro dato a tener en cuenta a la hora de acomodar a tres personas atrás, es que el túnel central no es muy intrusivo y además el asiento del medio tiene un pequeño rebaje en comparación con los de los laterales que dota de más hueco para las piernas.

El maletero, con una boca ancha y una altura correcta para poder introducir los bultos, dispone de 470 litros frente a los 505 litros de un X1. Además, cuenta con un doble fondo muy práctico.

Siguiendo con la comparativa con su hermano mayor, toca ahora hablar del diseño. En este apartado es donde menos se parecen. Mientras que, para el X1, BMW ha optado por la típica línea de los todocaminos, elevada y algo cuadrada; para el X2 ha elegido un concepto diferente.

Como “X” par que es, le ha tocado una línea más cupé que de SUV, en la que los detalles deportivospriman más que los de unos protectores de bajos o pasos de rueda más abultados.

Ha seguido por tanto la línea de los X4 y X6, frente a los X1, X3 o X5.

El frontal del X2 está presidido por una amplia parrilla central, unos faros largos y afilados y una entrada de aire ancha que le da ese toque deportivo que le separa claramente del X1. Para mejorar la aerodinámica en los lados hay sendas salidas de aire con forma triangular, que han llevado a los antinieblas a una posición por encima de la matrícula.

En la vista lateral, además de la línea cupé, destacan los logotipos de BMW en ambos lados del pilar C, en recuerdo de los dos puertas más renombrados de la marca.

En la trasera también se ha buscado la deportividad (doble salida de escape y alerón trasero) y la imagen de estabilidad y aplomo con unas ópticas anchas y elevadas, que parten de los extremos y continúan por el portón.

La matrícula trasera, en una posición más elevada que en un turismo, y la estrecha luneta también le dan ese toque SUV que tanto buscan ahora los conductores.

Por lo que respecta a su comportamiento dinámico, el primer rasgo característico de este X2 es que se conduce como un turismo. Pisa con el mismo aplomo que un BMW Serie 1, gracias a un chasis que inclina poco en curva y que transmite mucha estabilidad.

Lo mismo sucede en las frenadas intensas en las que el coche no cabecea y mantiene bajo control los trasvases de peso.

El X2 tiene un consumo contenido

El motor probado por Efe ha sido el diésel de dos litros, cuatro cilindros y 190 CV. Esta motorización, que se deja sentir poco en el habitáculo, se combina con la caja automática de tipo convertidor de par de ocho velocidades y con levas en el volante; así como con la tracción total Xdrive.

Con este propulsor, a pesar de que se mantengan ritmos elevados, es fácil obtener consumos combinados de seis litros a los 100 kilómetros (el gasto mixto que le ha homologado BMW es de 4,7 l/100 Km).

Para ello, está el modo de conducción Eco (también hay uno Comfort y otro Sport) que hace que las relaciones de transmisión sean más largas y el coche vaya menos revolucionado, lo que tiene como efecto inmediato un menor consumo de gasóleo.

Pero para los que les guste salir a carretera, cargados y con ritmos vivos decirles que el 2.0d de 190 CV responde muy bien. El par máximo del motor es de 400 Nm y la acción del turbo se empieza a notar desde las 1.750 rpm.

Esto le confiere una buena respuesta en cualquier rango, lo que todavía es más apreciable si se opta por el modo Sport, que hace al coche más vivo y más directo a las demandas del conductor.

El modelo probado equipa el acabado M Sport, que añade al equipamiento de serie la suspensión deportiva M, que, en combinación con la tracción total, hace que el coche vaya por donde le indica el conductor sin rechistar y con total nobleza.

En conjunto, el tacto del coche es muy bueno y le coloca como el mejor situado en cuanto a dinamismo de la gama X.

Esto se debe a una menor longitud y peso que sus hermanos mayores.

En definitiva, el X2 es un coche que con su silueta crossover de SUV y coupé gusta a los que se acercan a preguntar por la última novedad de la marca muniquesa.

Más sorprendidas se quedan cuando acceden al interior y preguntan el precio del vehículo probado, en el que hay que recurrir a la amplia lista de opcionales de la marca premium para dejarlo igual que el vehículo que se contempla.

El acabado M Sport tiene un coste de 6.009 euros e incluye llantas de 19 pulgadas, molduras exclusivas, el control de crucero con función de freno, el control de distancia de aparcamiento trasero, la suspensión deportiva M, volante de cuero M, el portón eléctrico, los asientos deportivos para conductor y acompañante, faros led, paquete de iluminación led y el paquete aerodinámico M.

El techo de cristal panorámico va aparte (1.479 euros), así como el reglaje eléctrico de los asientos (1.124,36 euros), la calefacción de los delanteros (390,57 euros), el head-up display (828,48 euros), el sistema de telefonía con carga inalámbrica (473,41 euros), el de navegación (1.526,74 euros) o la tapicería de cuero (1.645 euros), entre otros muchos elementos de la unidad probada.

Para los que quieren llevar el coche con todos los adelantos posibles BMW ofrece diferentes paquetes con los que abaratar un poco la larga factura. Por si esto fuera poco, la competencia que vive estos momentos el mercado premium y la demonización del diésel se traducen en importantes descuentos en el concesionario.


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