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Bienvenido míster Bragarnik

12/12/2019 - 

Christian Bragarnik tiene mucho trabajo por delante. El nuevo propietario del Elche CF ha aterrizado en el Martínez Valero con una enigmática aureola que, de momento, no ha resuelto a pesar de la importancia que conlleva el haberse convertido en el dueño de la entidad del Club. El argentino ha preferido empezar a trazar sus líneas de actuación desde lo más profundo de la entidad ilicitana, aparcando su mensaje a la afición franjiverde para las próximas semanas. La llegada del argentino ha alborotado a un entorno, como lo hiciera hace ya más de medio siglo míster Marshall a Villar del Río. El film de Luis García Berlanga refleja el sentir de un pequeño espitoso pueblo, ante la visita del influjo monetario norteamericano que les ayude a prosperar. Bragarnik se ha convertido en el último clavo ardiendo para resolver los problemas de un Elche CF en el que el argentino, al menos, si ha detenido su caravana.

Pacheta y la plantilla franjiverde ya conocen de primera mano las intenciones del sudamericano. Lo de llevar tres camisetas de Maradona al vestuario del Elche queda muy bien, es un detalle tan curioso como significativo. Una buena forma de decir al grupo que no se preocupe de lo que una 'fake new' pueda generar. La verdad es que si alguien pensaba que la decadente leyenda de la albiceleste podía asumir las riendas de un equipo como el Elche, grave problema tenía. Es cierto que en el entorno franjiverde nos hemos acostumbrado a verlas de todos los colores, y que ya nada puede sorprendernos, pero me cuesta discernir qué ha sido más ridículo, atreverse a asociar a Maradona con el banquillo del Martínez Valero o darle pábulo como un correveidile de tres al cuarto.

Resuelto el problema de seriedad del banquillo, Bragarnik tiene ahora un conflicto de realidad y, sobre todo, de sentido común. ¿Qué hará el argentino durante el mercado de fichajes invernal? La segunda ventana del periodo para incorporar jugadores toca a la puerta del vestuario de Pacheta. El próximo 1 de enero de 2020 asoma y sólo Bragarnik sabe si la plantilla franjiverde empezará a bailar tango con refuerzos de su cartera. El entrenador y los jugadores ya han hablado. Alguno ha sido más contundente que otros, pero es obvio que el ecosistema que ha creado el burgalés en su grupo de futbolistas es la clave del éxito deportivo sobre el terreno de juego. Tocarlo puede ser un paso en falso.

Entiendo que si yo, sin ser una persona que se mueve en el mundo del fútbol (más allá de lo que la experiencia periodística me haya podido dar durante mi trayectoria), atisbo que hay varias máximas que no se pueden saltar a la torera; el argentino, "hombre de fútbol" como lo define Pacheta, tendrá claros los conceptos. Más aún cuando el que se juega los cuartos es él tras la compraventa de la entidad. También entiendo que si su entrenador le ha dicho que no le llene de pájaros la cabeza a un entorno y a un vestuario, que lleva cocinándose a fuego lento con un mensaje de prudencia y partido a partido, pudiendo hablarse de cambios de objetivo a mitad de temporada; el 'footballman' lo tendrá en cuenta.

Todo lo que gira en torno al representante de jugadores argentino es tan ilusionante como intrigante. Tan capaz de pasar de blanco a negro, como de negro a blanco sin un gris intermedio. No sabemos quién es. Son muchas las incógnitas en torno al sudamericano que, billete sobre billete en la mesa, tendrá que tomar decisiones que gustarán más o menos en los próximos tiempos. Igual algunas ya las ha tomado pero no es el momento de decirlas por prudencia, pero como yo, seguro que ustedes se hacen preguntas. ¿Mantendrá Bragarnik la estructura de club con Nico Rodríguez y Patricia Rodríguez? ¿Qué hoja de ruta tiene escrita en su chequera? ¿Es libre el argentino de la letra pequeña?

Christian Bragarnik es un melón por abrir. Un folio en blanco en el que escribir decenas de preguntas que necesitan respuesta y que, a día de hoy, están en el aire. Más allá de lo que diga Sepulcre, en su acomodado tour mediático sobre el argentino, la afición quiere y debe saber a qué suena y huele quien va a regir y gestionar los destinos de su equipo. Yo ya habría hablado, aunque sólo fuera emitiendo un escueto mensaje a modo de carta de presentación ante los que le van a llenar o vaciar el campo. Al menos como medida de cortesía y cercanía. Pero claro, eso es lo que pienso yo y él no soy yo. Él es el que ha comprado el Club. Ni tan siquiera es el míster Marshall de García Berlanga, es el míster Bragarnik del Elche.

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