BENIDORM. El Ayuntamiento de Benidorm ha culminado la instalación de las infraestructuras necesarias para activar la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). El municipio empezó el periodo de prueba de esta nueva organización del tráfico en enero de este año. Desde entonces, se han llevado a cabo las labores para preparar todos los elementos que la integran, como es la instalación de las cámaras en los controles de acceso a las áreas restringidas. Según ha explicado a este diario el concejal de Movilidad, Francis Muñoz, solo quedaría pendiente una pequeña parte de la obra civil.
Como municipio de más de 50.000 habitantes, Benidorm está obligado a poner en marcha este proyecto antes de finalizar el 2023. Se trata de una serie de medidas con el fin de reducir la contaminación en zonas de gran concentración. Para ello, Benidorm se ha dividido en tres grandes áreas: Poniente, Centro y Levante. Con todo, desde el gobierno local insisten en que los ciudadanos no sufrirán grandes cambios.
La intención es seguir en pruebas hasta final de año, aunque esperan poder adelantarlo antes de las Fiestas Mayores Patronales. El cambio de las fechas, un año después de lo estipulado, responde a la moratoria que han solicitado. Municipios como Alicante han recibido el visto bueno y le han dado tiempo hasta diciembre de 2024, aunque Benidorm sigue a la espera de la comunicación oficial para la ciudad, según explicó Muñoz. El Ministerio de Transportes analiza los casos que puedan justificar un retraso en los trabajos para autorizar la extensión de los plazos.
A grandes rasgos, con estas fechas la ciudad evita la interposición de sanciones en los meses de mayor afluencia turística. De este modo, el edil del área indició que antes de llegar a aplicarla, la intención es notificar previamente con una carta de aviso.
La ciudad ya tiene el camino adelantado debido a la aprobación en 2016 del Plan de Movilidad Urbana Sostenible que ha servido además de guía para la ZBE. Una política que busca dar prioridad al peatón, mejorar la accesibilidad, impulsar medios de transportes más sostenibles, generar parkings disuasorios y facilitar la recarga de vehículos eléctricos. Hasta llegar a la situación actual, la localidad ha modificado el tránsito de algunos viales, como puede ser parte de la primera línea de Levante y Poniente, parte del centro urbano, y los accesos al Tossal de la Cala y la Cruz. A lo que se añade la peatonalización en el casco antiguo y el barrio de El Calvari.
Entre otras cuestiones, prevén restricciones del paso de vehículos en aquellas calles delimitadas. Aunque se expedirán autorizaciones por parte del Ayuntamiento para aquellos que tengan un motivo por el que transitar por el vial, como estar alojados en un hotel, ser residentes o incluso ser el coche oficial de una boda. Además, remarcaron que no será necesario colocar las pegatinas en los coches y aquellos que no dispongan de la ecológica, podrán pedir una moratoria de un año en el Consistorio.