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por amor al arte / OPINIÓN

Begoña Gómez Fernández

3/06/2018 - 

Prometió. Sin símbolos religiosos. El recién estrenado presidente del gobierno Pedro Sánchez –hummm…hoy ya olerá todo a viejo- construyó el mundo en siete días. El octavo no descansará. José Luis Ábalos le hizo presidente en tres. Y tampoco ha descansado. Catalunya, tras la bruma, ha encontrado su Ítaca en 155 horas. La política no es teología, es respirar gas sarín enterrados en el barro: negociando. Pero todos los dioses, desde la creación, son de Bilbao, porque los de allí nacen donde quieren. Y son del PNV. En verdad, el centralismo carpetovetónico, como dejaron escrito desde Ortega y Gasset, Galdós, Andres Estellés, Unamuno o Pla- se ha nutrido de un nacionalismo mesetario que siempre ha ido a morir, a pactar, con la burguesía catalana y vasca. Esta vez no le han dejado pasar a Madrid la constante humillación y la sentencia. Los jertzales no le podían explicar a sus jubilados el relato Rajoy. El PP iba conduciendo a toda leche en la autopista en contra dirección y no hacía caso a la ertzaintza ni a la guardia civil, ni al sentido común ni a los jueces. La falta de credibilidad espumaba el botellón pensionista y en las tabernas populares y pop/ulistas. Dolores de Cospedal apuntilló. El Corpus. Una peineta como un rejón de muerte. Fin de le Edad Media.

El toro huyó, vergonzosamente, al corral. El reservado del restaurante Arahy, el pasillo policial presidencial tambaleante y perdido y el bolso -inaceptable el supremacismo condiottero machista de Monedero- de Soraya Sáez de Santamaría. El Quattrocentto. PSánchez, el renacido, va a tener que hacer política con mayúsculas y en varias lenguas para gobernar el gallinero. Incluso el de su propio partido. Se espera poco. Quizás elecciones. Destreza en la política de gestos. Recomposición de la figura institucional. Elegancia en la transición. Sin empujar. Los valencianos aparecemos. Sí, todo ha pasado deprisa. Me encanta. Resignación cristiana.

Dos  segundos después. Ahora que empezaba uno a disfrutar de la aburridísima normalidad europea democrática de la transacción continua y que empezaba a entusiasmarse –empalmarse directamente- en plena naturaleza con el anuncio de que el PP en plan trabucaire piensa tirarse otra vez al monte porque siente como en el 14M –un saludo afectuoso para Eduardo Zaplana- le han robado la cartera, en este momento de elevación mística y sexual desencadenado por la proclamación y jura de la Constitución, me llama mi super Herr Direcktor Miquel González para que le arree, así, sin piedad, a PS. A  él. Y a la segunda más envidiada después de SM la reina Letizia Ortiz: su mujer. Begoña Gómez Fernández. Con lo monos que me son. Y que le azuce en especial a José Luis Ábalos, figura emergente del socialismo nacional y del poder valenciano. Y de paso que le lance una puntà a José Chulvi para que se espabile. Ahora que lo pienso, ni me ha nombrado a Eva Montesinos, ni a Pepe Asensi que se postula para subdelegado del gobierno y alcalde de la Plaza de los Luceros. Y de sus balcones.

La verdad es que estoy súper cabreado porque la vida me está llevando a hacer lo contrario de lo que me provoca. Un rojo de mierda, con perdón, como un servidor, disfruta hincándole el colmillo –vale, el teclado- a un JM Aznar –atentos, este próximo martes se descubrirá- o a un Albert Rivera que son la encarnación de la derecha tribal y joseantoniana indígena. Y de vez en cuando, en plan cosmopolita, darle cera a Trump, a Putin y, también, lo confieso, si hace falta hasta a las especies invasoras y a los mismísimos Lula o Barack Obama. Héteme aquí que –¡oh mundo cruel¡- a partir de ahora tengo que meterme con el gobierno Sánchez. Que según La Razón y el Partido Popular, es el más rojo y separatista de nuestro largo historial de guerras profanas y religiosas inciviles, incluyendo las carlistas. Dios, Patria y Rey. Amén.

Un PP que ahora vive en el -interior y exterior- exilio. O sea, todo Bárcenas y por ahí menos Alicante. Tierra de reconquista. Luis Barcala y César Sánchez son la resistencia institucional. En el vacío. El territorio requeté Montejurra es -un ejército hurgador de topos en los expedientes de los Cotino- de Pepe Císcar, Eva Ortiz. Y Díaz Alperi. Y demás ninots indultats. Pobrecita Isabel Bonig. Liberada de Génova ya puede, ahí va, la veo berrear en este instante en la pantalla, disparar contra Madrid -incluso contra la Moncloa- a discreción. Pero ahora tendrá que defenderse también de los suyos. Muchos descartes y pocos sitios. Presiento que a partir de mañana -ara mateix- nos van a empezar a invadir los catalanes. Que aquí es la mareta de tots els valencians  i el Botànic Mónica Oltra. Joan Baldoví – otro suecà de pensamiento y paella estoica que piensa que todo siempre irá a peor- sería un buen ministro de Administraciones Públicas. Me debe una paella hace dos años.

César Sánchez emprendió una guerra contra Ximo Puig que ha acabado en un duelo a primera sangre y al amanecer en el Benacantil entre Carlos Castillo y Gerard Fullana.  De testigos hermenéuticos: José Manuel Dolón, el “alcalde verde” de Torrevieja, Rambla, Serra, Ripoll y Francisco Camps. No es verdad que no se pueda discutir con el president. Es una leyenda urbana. Yo mismo lo he hecho. Sí, Ximo Puig me debe otra paella. Y algo más.

Ayer falleció Álvaro Lapuerta, contable del PP. Descanse en paz. Bancaja prestó 52 millones a Juan Cotino el día que Francisco Camps le nombró Vicepresidente y conseller de Bienestar. Una cabra ha causado el caos en València. El Botànic y C’S quieren legalizar la marihuana con fines terapéuticos. Nadie quiere ser concejal en Guanyar Alacant. Llueve hiriente, enamoradiza, románticamente en la mascletà.

Quizás en este mismo segundo alguien está escribiendo un poema perfecto, esculpiendo en oro su nombre para la posteridad, pintando una obra perfecta. Aquí arriba en la Rápita, al lado del pico Espadán, relampaguea la primavera y, a estas horas de la madrugada, el satélite me dice que Sánchez no ha acabado la lista. Envío la crónica exhausto, chopado. Se acaban las pilas de la linterna. Apocalipis Now. Marlon Brando. La tienda de campaña es la cabeza del presidente: la caverna de Platón. Felicidades a los esclavos amigos ya confirmados. Se oye alguna campana allá a lo lejos. Quizás en la Vall de Almonacid. Está a punto de clarear.

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