Enfrente de la Comunitat Valenciana están las Islas Baleares, territorio con el que compartimos muchos lazos históricos, culturales y económicos. Son territorios en los que noche electoral del 28M deparó unos resultados electorales muy parecidos. Mayoría insuficiente del PP que ha necesitado del respaldo de Vox para conformar los gobiernos. En el caso de la Comunitat Valenciana, con Vox en el Gobierno; en las Islas, con Vox como apoyo puntual desde fuera.
Aunque salvando las distancias -el matiz de estar fuera o dentro del gobierno es importante-, en las últimas semanas se ha producido un hecho que puede tener consecuencias en la Comunitat Valenciana: Vox, el socio parlamentario del PP, votó en contra del techo de gasto de los presupuesto, razón por la cual de momento se pueden tramitar las cuentas de 2024, al negarle el PP un sistema express de elección de lengua en la educación para el curso que viene. La decisión no sólo ha provocado una crisis entre los socios de Gobierno, sino que la formación conservadora se ha dividido en tres grupos en el seno parlamentario -según dicen las crónicas- y de momento ha provocado la marcha un diputado de la formación de Santiago Abascal al grupo mixto.
De momento, los dos socios parlamentarios intentan limar asperezas para volver al acuerdo: Vox para aprobar los presupuestos y el PP, para presentar una propuesta de calendarización de la implantación del nuevo sistema educativa, aunque con matices: "En esta comunidad tenemos dos lenguas cooficiales, no una y tenemos que garantizar el conocimiento de ambas", dijo el portavoz del PP balear este viernes dejando abierta la posibilidad a acudir a la abstención del PSOE para aprobar las cuentas. En el PP pide tiempo: son conscientes de lo que pasó en el mandato 2011-2015, cuando el entonces presidente, José Ramón Bauzà, con mayoría absoluta, intentó aprobar el programa educativo trilingüe -importante este matiz-, de forma express, y la comunidad educativa y de padres se echó a la calle hasta el punto de que se tuvo que anular esa propuesta educativa.
Insisto, la situación de la Comunitat Valenciana no es la misma, pese que Vox ha intentado exigir en algún punto, como fue la propuesta de sacar a la ciudad de Alicante de la zona de predominio histórico valenciano, para evitar que el valenciano siga teniendo la actual presencia en las aulas. El PP le ha prometido a los de Santiago Abascal lo mismo que pide en Vox en Baleares: que habrá elección de lengua. Pero se da la circunstancia de que cúpula voxista no acaba de controlar a los diputados en las Islas y la crisis sigue abierta.
Desde la firma del pacto entre PP y Vox, Carlos Mazón y el conseller de Educación, José Antonio Rovira, vienen haciendo gestos para Vox siga confiando en que se aprobará la ley de la libertad educativa, pese a que hay unos porcentajes míninos de conocimiento de ambas lenguas oficiales que hay que cumplir, como en Baleares. El otro día, Rovira dijo de volver a la situación previa a 2015; lo de enseñar el valenciano de la calle, también llamado revalencianizar el valenciano.
Se supone que para el curso 2024-2025 comenzaremos a ver los trazos de ese cambio anunciado por el Gobierno del PP, y que debe contentar a Vox. Aunque creo que lo que pase en Baleares -siendo situaciones diferentes- marcará el futuro de lo que puede acabar pasando en la Comunitat Valenciana. Y eso que el Vox de allí, por el momento, no tiene pinta de parecerse al de aquí -estar en el Gobierno pesa-, pero no olvidemos que los dos PP -el valenciano y el balear- dependen de la misma sigla. La sorpresa es que se diera Große Koalition, el término que usan los alemanes para llamar a la gran coalición, para salir este atolladero. Mientras, entramos en un nuevo escenario no sólo educativo, sino también dialéctico: será curioso ver cómo pasamos de la imposición a la segregación, si es que llega. De momento, un ojo en Baleares. Nos puede dar pistas.