VALÈNCIA. No eran pocos los socialistas valencianos que este lunes trataban de quitar importancia al resultado de Galicia a la hora de extrapolar la situación de la marca PSOE a las diferentes federaciones y, en concreto, a la valenciana.
"Ahora nos encontramos en un momento concreto pero dentro de unos meses será otro. No tiene sentido extrapolar este resultado", comentaba este lunes un cargo del PSPV a Valencia Plaza para resumir lo acontecido en los comicios gallegos, donde los socialistas perdieron cinco diputados (de 14 a 9) situándose como tercera fuerza política en esa región pero con el peor resultado de su historia.
Es cierto que no es la primera vez que ocurre; ya pasó en las elecciones de 1997 y 2001 en el citado territorio -después en 2016 con En Marea y en 2020 de nuevo con el BNG-, pero no genera demasiada tranquilidad para las siglas del PSOE enmarcar todo el escenario en una circunstancia líquida que puede variar en unos meses de forma radical. O lo que es lo mismo, fiarlo todo a que, cuando llegue el momento, la montaña rusa 'sanchista' deje en mejor lugar a la marca en la cita de las elecciones vascas o posteriormente en las europeas.
En el PSPV también hay voces críticas. Críticas con el modelo faraónico que existe en Ferraz, consagrado al poder único e indiscutible del todopoderoso líder que ocupa La Moncloa, Pedro Sánchez. Un modelo en el que todos los peones autonómicos son sacrificables y donde la gran mayoría de recursos se destinan a que la figura de Sánchez perdure sin reparar en los daños colaterales que puedan sufrir las federaciones ya sean periféricas o no.
Una de las cosas que ha puesto de manifiesto el proceso gallego es que la presencia de Sánchez -que acudió hasta en cuatro ocasiones a actos de campaña- y de su equipo -que hizo lo propio en la últimas dos semanas- no garantiza absolutamente nada. Es posible que el 'efecto Sánchez' sólo sirva para sus elecciones y no para el resto: cuando los ciudadanos tienen que elegir entre el PSOE y una alianza entre PP y la extrema derecha representada por Vox, es cuando el ahora presidente del Gobierno se convierte en un mal menor lo suficientemente atractivo para obtener el respaldo necesario. Como muestra un botón, los socialistas superaron al BNG en las últimas elecciones generales.
Ahora bien, cuando se entra en un plano de comicios autonómicos, esa fórmula se devalúa y queda prácticamente inservible. Especialmente cuando desde Ferraz se apuestan todas las fichas al fracaso del PP -y por ende, de Núñez Feijóo-como ha ocurrido en Galicia, donde el único deseo era tumbar la mayoría absoluta de los populares sin preocuparse lo más mínimo, así lo piensan muchos dirigentes socialistas, en apuntalar la candidatura propia. Consecuencia: voto útil al BNG, nutrido de exsimpatizantes socialistas, y descalabro de la marca PSOE, en este caso, PSdeG.
"Cuando destinas todos los recursos a un bombardeo mediático aéreo y no atiendes las necesidades de la infantería, puedes toparte a rivales más preparados en la relación estructural con la ciudadanía. Si ocurre eso, como en Galicia con el PP y el BNG, estás liquidado", resumía un estratega socialista consultado por este diario.
Y en el PSPV, ¿ahora qué? A priori no hay grandes cambios en la estrategia general, aunque eso no significa que no se tome nota de lo ocurrido. La nueva líder de los socialistas valencianos, Diana Morant, es también ministra en el Gobierno de Pedro Sánchez. Tal y como ha informado este diario, el PPCV dirigido por Carlos Mazón tiene sus cañones apuntando al Ejecutivo central del que Morant forma parte.
El resultado de Galicia implica un refuerzo a la marca PP, que había quedado en entredicho tras el balance de las elecciones generales y, en cambio, un debilitamiento de las siglas del PSOE. La nueva líder de los socialistas valencianos deberá navegar entre la defensa al presidente del Gobierno y la reivindicación de la agenda de la Comunitat (financiación, agua, infraestructuras...) para no quedar en evidencia frente a las exigencias de la Generalitat. Todo ello mientras sus antiguos aliados en el Botànic, Compromís, que han visto como sus 'primos' gallegos del BNG han logrado superar ampliamente a los socialistas en Galicia, pretenderán ocupar el espacio de ser la alternativa útil de la izquierda valenciana.
Está por ver si Morant decidirá seguir al pie de la letra las doctrinas de Ferraz (y Moncloa) contra viento y marea, defendiendo cualquier actuación -u omisión- del Gobierno de España o si decidirá poner distancia y rebelarse cuando se pongan sobre la mesa cuestiones fundamentales de la agenda valenciana. Ahí es donde la nueva líder del PSPV recibirá presiones por tres frentes: el PP desde la Generalitat; Compromís desde su izquierda y su propio partido desde Madrid.