ALICANTE. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), por medio del Juez de Competición, decretaba este jueves el aplazamiento del encuentro entre el Hércules y el Lleida previsto para este sábado por el aislamiento de la plantilla y cuerpo técnico del conjunto ilerdense por diez días decretado por las autoridades sanitarias tras un positivo por Covid-19.
A casi 48 horas de la disputa del choque, la RFEF por fin resolvía la solicitud de aplazamiento formulada por el Lleida (el Juez de Competición, Alberto Peláez Rodríguez, iniciaba su fallo puntualizando que había tenido conocimiento de la misma este jueves), quedando pendiente la celebración del duelo "en la fecha más cercana en el tiempo (...) tan pronto se acrediten todas las circunstancias que permitan la disputa".
Ahora bien, teniendo en cuenta lo apretado del calendario, o la RFEF lo modifica (retrasa al menos la disputa de la última jornada una semana) o el equipo de Manolo Díaz se verá obligado a jugar nada menos que cuatro partidos en 11 días: los blanquiazules tienen ahora mismo aplazados los choques de las jornadas 4 y 5, cuando son ocho los partidos a disputar por ellos en toda la segunda fase, que encima acaba el fin de semana del 22 y 23 de mayo.
Agravio mayúsculo para los equipos valencianos en general y el Hércules en particular
El agravio comparativo para los equipos valencianos, los provenientes del subgrupo 3B, en relación a los catalanes, los originarios del 3A, es mayúsculo en este grupo 3D en el que se enfrentan unos con otros (los del mismo subgrupo no vuelven a jugar entre sí): los catalanes disputaron dos partidos más en la fase regular, por lo que llegaron a la segunda fase con más puntos (los resultados se arrastran), obligando a los conjuntos valencianos a ganarlo todo (a los catalanes les vale siempre el empate); para compensar lo anterior, en esta segunda fase juegan dos encuentros menos, es decir descansan dos jornadas, pero eso hace que la acumulación de partidos como consecuencia de los aplazamientos les afecte muy relativamente. Aunque los aplazamientos son por positivos por Covid-19 , es decir, están avalados por un dictamen médico y las correspondientes pruebas y de los tres aplazamientos que ha habido en solo cuatro jornadas, dos fueron por positivos en equipos catalanes y uno en un valenciano (La Nucía), las suspicacias entre los clubes son muchas.
Atracón de partidos, salvo que la RFEF lo remedie
El Hércules jugará el próximo miércoles el primero de los choques aplazado, el que el enfrentará en el Rico Pérez a la Llagostera, perteneciente a la jornada 4. Un partido que debió disputarse la tarde del sábado 24 y que se aplazó por dos positivos en el vestuario del conjunto gerundense, que este miércoles jugaba como local un primer encuentro aplazado (por positivos en La Nucía) y lo ganaba, pasando de estar lejos de las dos posiciones que dan derecho a jugar en la 'Pro' a ser segundo (y con mejor coeficiente de puntos que el primero).
A continuación, los blanquiazules se medirán a domicilio al Badalona, en un choque de la jornada 6 que presumiblemente se celebrará la tarde del sábado 8 (hay serias sospechas de que el club badalonés quiere adelantar a ese día la disputa del partido (juega normalmente los domingos), para que el Hércules cuente con menos días de descanso; en todo caso sería una decisión que cumpliría con el Reglamento General de la RFEF). Aunque depende de la evolución de la situación epidemiológica en el vestuario del Lleida, si no ocurre nada más, el equipo de Manolo Díaz jugaría el duelo ante los ilerdenses el miércoles 12 en el Rico Pérez, que tres o cuatro días después (el sábado 15 o el domingo 16) será escenario del encuentro ante el Cornellà, un partido correspondiente a la jornada 7, la penúltima; y el fin de semana siguiente, los blanquiazules cerrarían la segunda fase con la Llagostera, esta vez a domicilio en partido adscrito a la jornada 8... salvo que la RFEF lo evite modificando el calendario, claro. Todos los equipos del grupo 3D habrán finalizado la temporada una vez acabe esta segunda fase (no han de jugar ya más partidos oficiales), por lo que ningún club puede oponerse a una modificación del calendario y tampoco sería especialmente gravoso para ellos, pues los jugadores cobran hasta que acaba la temporada y retrasar la finalización solo supondría incrementar el gasto salarial en lo correspondiente a una o dos semanas, como mucho.
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