ALICANTE. Es la gran asignatura pendiente del Hércules en los últimos cuatro cursos y el director deportivo, Javier Portillo lo sabe bien.
Sufrió en sus propias carnes, en su último año como futbolista, la ira de la grada ante la falta de gol del equipo en general y la suya en particular (era un nueve sin olfato, lo peor que le puede pasar a un jugador que lleva ese número en la camsieta) y desde que dio el salto a los despachos ha tenido que lidiar con esa patata caliente, primero junto a Dani Barroso (con el que formaba un tándem que tan bien le vino en más de una ocasión a Juan Carlos Ramírez para esquivar las críticas) y desde hace dos meses en solitario.
Decía Samuel Llorca el día de su presentación que los proyectos ganadores se construyen desde atrás, "empezando la casa por abajo"; se trata de una hoja de ruta que el Hércules está siguiendo a dedillo y es que los cuatro fichajes (Falcón, Samuel, Santamaría y Juanjo Nieto) y una de las tres renovaciones (Peña) que se han realizado hasta la fecha guardan relación directa con esa zona del esquema (en la que ya se contaba con Buigues y Connor). Ahora bien, ya se sabe que "sin gol no hay fútbol".
Además de si se concederá finalmente alguna baja (se espera a conocer la opinión de Siviero) y reforzar la posición de pivote ofensivo, lo del ariete sigue siendo un tema pendiente. "Habrá que tener paciencia", aseguran desde las oficinas de Foguerer Romeu Zarandieta. El problema es que en el pasado mercado de invierno ya se tuvo mucha pero cuando el nueve se puso a tiro, Ramírez optó por no fichar.