ALICANTE. A dos metros de profundidad del origen de la colonia, por decirlo de alguna manera. Hasta ahí llegó -de momento- la nieve. Y no es poco. La auténtica 'Jericó' del yacimiento de La Alcudia, en Elche, ha sido descubierta gracias a los trabajos de excavación de la cuarta campaña del proyecto Domus-La Alcudia. Vivir en Ilici, que se lleva a cabo en el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH). Las excavaciones comenzaron 2 de marzo en el sector 4F del yacimiento arqueológico "con grandes expectativas", según manifestó Sonia Gutiérrez, investigadora principal del proyecto, aunque se vieron interrumpidas por el confinamiento, y reanudadas el pasado 15 de junio.
El objetivo general del proyecto, que finaliza esta cuarta campaña este mismo viernes, 3 de julio, es documentar la historia de la ciudad a través de la secuencia arqueológica completa en un sector nunca excavado, indica el equipo, que cuenta esta vez con cuatro directores de la excavación: a la catedrática de Arqueología se suman los investigadores Jesús Moratalla y Julia Sarabia, y el técnico Víctor Cañavate, aunque el personal implicado es mucho más amplio e incluye profesores de las áreas de arqueología, prehistoria y construcciones arquitectónicas de la UA, de la Universidad de Murcia, investigadores del INAPH y del CSIC, entre otros. "Queríamos explorar en un sector donde nunca antes se había excavado", insiste Gutiérrez. "Comenzar desde el siglo XX y hasta donde lleguemos".
Un espacio que, explica, se encuentra "justo entre dos domus, dos casas de patricios, una al norte y otra al sur", en lo que seguramente fue un barrio residencial "importante" en época romana. "Estamos en una fase muy bonita porque hemos llegado a los niveles del siglo primero", confiesa la arqueóloga. "Estamos encontrando la trama urbana que debe de corresponder al momento de fundación de la Colonia Romana", avanza. "Realmente nos encontramos los niveles correspondientes a la fundación de la colonia en época de Augusto a 2 metros del suelo actual; nuestra expectativa es completar la secuencia, llegar a la fase republicana, y la asignatura pendiente es la parte ibérica, restos que complementen a la Dama de Elche", reitera. "Nuestros objetivos van más allá del hallazgo de grandes muros y estructuras muy monumentales que se explican solas para completar también la secuencia temporal", explica, como un registro para futuros que permita conocer el tipo de vegetación, o qué comían, todos los habitantes que pasaron por el yacimiento de La Alcudia.
"El tesoro nunca son las piezas, es el proceso, la documentación", reconoce Gutiérrez. Entre los hallazgos, desde los restos de las infraestructuras hidráulicas de riego del siglo XIX hasta, ahora, el siglo primero d.C. "Las fases altomedievales documentadas, estructuras islámicas. Es importante ver la transformación urbanística de la ciudad en torno al siglo tercero, con grandes casas, que fueron expoliadas sistemáticamente en el quinto. Hallazgos más antiguos que fueron guardados, o echados incluso a la basura, que han aparecido en contextos más modernos en un yacimiento de este tipo que fue habitado y expoliado continuamente", asegura. En las campañas previas encontraron testimonios de ocupación islámica temprana, visigoda y romana bajoimperial, en concreto restos de una calle y algunas viviendas. La trama urbanística sacada a la luz este año descubre los derrumbes de las casas de esta época, construidas con muros de tierra sobre gruesos zócalos de piedra, que proporcionan abundantes cerámicas, metales, monedas y todo tipo de objetos domésticos correspondientes al periodo Julio-Claudio (en torno al 20-60 d.n.e.), como concreta la catedrática.
La excelente conservación de la estratigrafía en este sector y la proximidad al lugar donde aparecieron algunos de los vasos más emblemáticos de La Alcudia, como el de la famosa Tonta del Bote, en un potente nivel de incendio, generó "una gran expectativa e ilusión" en el equipo, que esperaba poder documentar contextos similares a los hallados por Alejandro Ramos Folqués en la década de los años 40 del siglo XX. "Y, por qué no, llegar a los niveles romanos republicanos e ibéricos antes de concluir los trabajos", insiste Gutiérrez.
La propuesta se desarrolla en el marco financiado por el Programa propio de ayudas del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia de Conocimiento, con el apoyo del Ayuntamiento de Elche, y con la participación de estudiantes del Grado de Historia y del Máster de Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio de la UA. Tras el 'parón' a causa de la pandemia, el equipo decidió que los estudiantes no volverían, al interrumpirse toda actividad docente, quedándose en el trabajo de campo exclusivamente los cuatro directores del proyecto, dos técnicas -seis personas permanentes-, y tres peones municipales, cumpliendo las medidas de seguridad -mascarillas, gel y mantenimiento de distancia-, más 'benévolas' al tratarse de un espacio abierto.
No obstante, para continuar con el trabajo iniciado, diseñaron una estrategia de investigación compatible con el periodo de confinamiento. Desde entonces Domus "ha abierto las puertas de numerosas casas y ordenadores, los de todo el equipo, para seguir trabajando unidos en lo fundamental", apunta la investigadora. Así, por ejemplo, Víctor Cañavate gestiona la información estratigráfica y fotogramétrica, realizando fichas, matrices, planos y ortofotos de lo excavado; Raquel Bujalance, con la colaboración de Violeta Martínez y Victoria Amorós, lleva al día el inventario de los materiales y cataloga los nuevos materiales; mientras, Carolina Doménech estudia los repertorios numismáticos, ambas tareas cruciales para datar los contextos arqueológicos. Julia Sarabia y Sonia Gutiérrez trabajan en la memoria científica del proyecto, que en breve se ofrecerá en abierto a la comunidad científica en el Repositorio universitario, como en años anteriores (fase II y fase I).
Por su parte, Jesús Moratalla ha lavado, ordenado y estudiado los materiales de la última unidad excavada, crucial para establecer la cronología de los últimos restos arqueológicos hallados en la excavación, al tiempo que ha organizado un proyecto colaborativo a través de WhattsApp -el programa Tu cerámica me suena-, para que los estudiantes puedan seguir sus prácticas de forma no presencial, catalogando desde casa las piezas cerámicas que podían ser determinantes para la datación de esos restos. Para ello, cada uno ha recibido la fotografía de una pieza para que descubriera la forma, su origen y su cronología, de acuerdo a la bibliografía recomendada. Y otras tareas que han sido repartidas y siguen su curso.
Tras la finalización de los trabajos de esta cuarta campaña de Domus-La Alcudia, Jaime Molina Vidal, catedrático de Historia Antigua de la UA, regresará con su equipo a primeros del mes de julio y hasta finales de mes estará trabajando en el sector 7F o termas orientales con el proyecto ASTERO -Arqueología y socialización del conocimento La Alcudia de Elche del grupo Patrimonio Virtual. En la campaña de 2020 se va a completar la excavación del vestuario y las letrinas de las termas orientales. En septiembre está previsto que comience el tercer proyecto, Damas y héroes. Tras la Ilici ibérica, dirigido en este caso por el catedrático de Prehistoria de la UA Alberto Lorrio.