ALICANTE. Cuesta ya seguir en un mapamundi los pasos del artista Antonyo Marest. El diseñador y muralista no deja de recibir encargos, cada cual más singular que el anterior. La próxima aventura llevará al Banksy alicantino hasta la ciudad de Panamá, en el barrio de Bella Vista, donde las autoridades locales se han propuesto crear un distrito cultural con el arte urbano como protagonista. El proyecto surgió tras un requerimiento de unos coleccionistas y constructores panameños. “Será el primer gran mural que se hace en el centro de la ciudad y se hará en colaboración con instituciones públicas y con el sector privado”, afirma el comisario de arte Fran Picazo, miembro del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y su persona de confianza, quien gestiona los proyectos del artista.
Los ecos de su intervención en la sede de Spotify con Miami Sunrise Tower llegaron a Panamá, donde descubrieron el talento de Marest, pero el empresario alicantino Alejandro Espuch —fundador de Woodok Studio, fabricante y proveedor de materiales de construcción, afincado en la ciudad centroamericana—, ayudó después a estrechar lazos y concretar proyectos. El resultado será un paso más en su consolidación como artista internacional. “Cada vez se tiene más presente a Marest cuando alguien se plantea dar forma a algo relacionado con el arte, la cultura, el turismo y la sociedad, cuando se quiere crear algo que pretende ser un empuje o un reclamo mediante un icono que represente a una sociedad”, asegura Picazo.