VALÈNCIA (EP). Turquía se ha adelantado a la Unión Europea (UE) y por sorpresa ha anunciado este sábado el incremento de un 40% a los aranceles para las importaciones de vehículos procedentes de China en un intento por frenar los intercambios comerciales y reducir el déficit por cuenta corriente del país euroasiático.
La decisión, que entrará en vigor dentro de treinta días, contempla la imposición mínima de un arancel de 7.000 dólares (unos 6.742 euros) por vehículo, según contempla la decisión presidencial rubricada por el líder del país, Recep Tayyip Erdogan publicada en el Boletín Oficial turco.
Ankara aumentó los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos en 2023 para respaldar el primer vehículo eléctrico de producción nacional del país, el Togg, fabricado por un consorcio de cinco grandes empresas locales, con la colaboración de la Unión de Cámaras de Comercio y Mercados de Productos Básicos de Turquía.
Presionar al automóvil chino
La estrategia de aranceles sobre la que pivota la industria automovilística de Turquía mirando a China se une a las reticencias que surgen también en Estados Unidos y Europa ante la irrupción de las marcas de coches del gigante asiático.
En el caso de Estados Unidos se aplicará la subida de aranceles del 25% al 100% para la importación de vehículos eléctricos de China desde el próximo 1 de agosto, cuando entrarán en vigor también los incrementos a la compra de baterías, microchips para la industria tecnológica y productos médicos, acorde a las intenciones públicas de la oficina del Representante Comercial de EE.UU.