El pasado lunes, la Asociación de Empresarios Turísticos de Elche organizó una interesante jornada sobre el turismo de congresos. Y se trajo a tres expertas de primer nivel para abordar el tema: la directora general del Palacio de Ferias y Congresos de Málaga, Yolanda de Aguilar Rosell; la gerente de VisitBenidorm, Leire Bilbao Laredo; y la directora gerente del Palacio de Congresos de València, Sylvia Andrés Guilló.
Pese a lo doméstico que parezca la cuestión de Benidorm, no hay que restarle mérito a su puja por este tipo de turismo por varias razones: no tiene un edificio público para este tipo eventos y sus comunicaciones con el resto de los centros de transporte son muy deficientes. Tiene, en cambio, buenos edificios privados -hoteles- para albergar congresos y convenciones y una actitud muy proactiva de su fundación, donde convergen los intereses públicos y los privados.
Más interesante, quizás, fue el testimonio de las directivas de Málaga y València porque al tratarse de destinos urbanos su experiencia podría ser más provechosa para la ciudad de Elche -cuyos empresarios parecen más interesados, como ha quedado evidente- y, como no, para Alicante.
La jornada dejó conclusiones que desgraciadamente no se cumplen ni en la capital de la provincia, ni en Elche. Tanto las gerentes de los centros de Málaga como la de València coincidieron en varios aspectos: es necesaria una estrategia de ciudad; buenas comunicaciones en infraestructuras, determinación y consenso político, y colaboración público-privado.
Desgraciamente creo que ni Elche ni Alicante cumplen. Posiblemente, alguno de esos factores sí que se dan; más en una ciudad que en otra, pero desde luego falta una estrategia más ambiciosa y coordinación intermunicipal, que en ese caso debería ejercer el Patronato de Turismo o la Agència Valenciana de Turisme.
¿Qué se tiene? De momento, Elche y Aliante tienen edificios congresuales, aunque en el ADDA manda la música. Y ambos bien situados: en el centro de la ciudad y alcanzables con el transporte de cercanía Por ejemplo, Alicante y Elche comienzan a ser un polo tecnológico, que deberían aprovechar más; tienen AVE y un aeropuerto, con cifras y conexiones que ya quisiera València o, en algunos casos, Málaga.