VALÈNCIA. Cuando trabajé en una cadena televisión descubrí muchas cosas, pero una en concreto me llamó mucho la atención: el ansia por aparecer en pantalla. Para muchos profesionales que se incorporaban en puestos dispares, el objetivo era salir. Daba igual si en un directo sobre inundaciones o a las puertas del Congreso: salir. Incluso a muchos también les daba igual si era un reality o en informativos. La cuestión era salir. Ser visto en pantalla era el éxito.
No deja de ser lógico que ocurra algo así dentro de la profesión periodística. Si la televisión es una vocación, para satisfacerla lo primero será salir en ella, luego ya veremos. Los puestos de segunda línea que sostienen todo el trabajo que se ve en pantalla, en principio, no representan tanto el gran objetivo. En el papel no es que difiera mucho. En su día, recuerdo a un estudiante de periodismo orgulloso enseñando a sus compañeros lo bien que le había quedado la parrilla de televisión que le había encargado realizar un diario deportivo. La traía cada día y preguntaba inocentemente: "Mira, qué te parece". Lo primero era ver tu nombre en letras impresas, luego ya veríamos.