ALICANTE. Si bien en un principio este artículo iba a ir sobre ciertos presidentes de las fiestas de hogueras que fueron masones, después de reposar el material y tras diversas entrevistas entre personas que pertenecen a algunas de las principales logias alicantinas, el texto se ha hecho más extenso y ambicioso. Es de esperar que no rompa el saco y sirva para conocer mejor este modo de estar en la vida. Hubo presidentes masones en la fiesta de Fogueres, en la primera década de su fundación, desde 1928. Se trataba de nombres ilustres dentro de la sociedad alicantina y de la masonería que, cuando surgió esta nueva fiesta, se involucraron en ella con entusiasmo y dedicación rápidamente.
José Estruch Ripoll: médico odontólogo y presidente de las Hogueras en 1931. Ejercía la masonería en la logia Numancia. Fue represaliado tras la Guerra Civil, teniendo que huir a Francia y luego a Montevideo.
Ángel Pascual Devesa: presidente de la gestora de 1936 a 1939, fue médico pediatra de gran prestigio, decano del colegio de médicos, escritor, presidente del Ateneo literario e hijo predilecto de Alicante a título póstumo. A los pocos días de acabar la Guerra Civil, fue separado de sus cargos e ingresó en el Reformatorio para Adultos de Alicante, donde antes trabajaba. Allí coincidió, entre otros, con Miguel Hernández, a quien intentó ayudar en su enfermedad. Fue perseguido y suspendido de toda actividad profesional hasta su muerte, en 1950. Afortunadamente, su biografía y la pervivencia de su memoria se llevan a cabo de manera impecable por sus descendientes. Perteneció a la logia Constante Alona.
José Ferrandiz Torremocha, presidente en 1932, fue sospechoso de pertenecer a la fraternidad, aunque nunca pudo ser probado. Todo parece indicar que perteneció a la logia Constante Alona. Era periodista. Escribió en El luchador y en El Heraldo.