La OPA hostil, hostilísima, del BBVA sobre el Banco Sabadell está provocando en la Comunitat Valenciana un pequeño terremoto no solo financiero sino también político. De ahí que el jefe del Consell, Carlos Mazón, haya bramado contra esta hipotética fusión que primero se planteó a las buenas, y ahora a las malas con acusaciones gruesas hacia la entidad de origen vasco que preside Carlos Torres por parte del banco catalán que dirige Josep Oliu y que tiene su sede social en Alicante desde los graves disturbios del procés y la huida de empresas de Cataluña. Estampida de la que ya casi nadie se acuerda.
Mazón, en compañía de otros cargos del PPCV, argumenta estos días que la absorción hostil provocaría un desequilibrio territorial, además de destruir empleo y de aminorar la libre competencia que atentaría a los intereses de los clientes. Isabel Díaz Ayuso opina todo lo contrario siempre con la bandera 'laisser faire, laisser passer', es decir, discoteca y libertad. Y el propio Núñez Feijóo a favor siempre que cuente la operación con el respaldo de los organismos pertinentes: Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los argumentos citados son los mismos que han esbozado Compromís y el PSOE nacional a través del ministro de Economía Carlos Cuerpo; también la vicepresidenta María Jesús Montero. El socialismo autóctono, Diana Morant, está medio desparecido en este asunto. Misterio. Algunos descubren ahora que el mercado promueve la competencia y eso rebaja precios. Bienvenidos. Y para completar el embrollo, el Banco Central Europeo a favor de la fusión: conviene a la UE entidades robustas que planten cara a la gran banca norteamericana; o china.