Esta es la historia de la familia Aracil, que comenzó elaborando mermelada de tomate de manera artesanal… y ahora tienen una tienda de cuento en la montaña de Alicante desde la que venden online a toda Europa más de una veintena de variedades bajo la marca El Perolet: de piña, de naranja, de mango, de cereza o de níspero, pero también vinagres o patés.
Aquel día, Eva y yo íbamos de Benidorm a Cocentaina. Por la AP-7 se tardaba 1 hora y por la CV-70, diez minutos más. 100 kilómetros frente a 50. Íbamos sin prisa, como nos gustaría viajar siempre, así que decidimos no hacer caso a Google Maps, cuya ruta recomendada evidentemente era la primera, y decantarnos por la más lenta. Queríamos parar a fotografiar los almendros en flor… y lo que surgiera. Nuestra sorpresa fue ver, en la carretera, una tiendecita que parecía sacada de un cuento de Hansel y Gretel. Frenazo. Enésima parada de nuestro viaje.
Así se cruzó en nuestro camino El Rincón de las Mermeladas, una bucólica tienda de carretera en la que, aparte de sus confituras de elaboración casera, también producen originales vinagres artesanos o patés y venden manjares de productores locales: chocolates de La Vila Joiosa, aceites de oliva alicantinos, vinos de bodegas de la zona o turrones de Biar. “La vida es un bumerán: lo que lanzas, vuelve”, afirma Jordi Aracil. Por eso lo de apoyar a otros pequeños productores. Y en sus elaboraciones, todo lo que pueden lo hacen con producto local.