El debate sobre la sucesión en el PPCV ya está sobre la mesa. Lo ha puesto el propio Carlos Mazón, a sabiendas, desde el funeral de Estado por la DANA, de que su continuidad está en el aire. El acto del miércoles, además de rendir homenaje a las víctimas, sirvió para visualizar el rechazo que genera el actual president, rechazo del que fueron testigos no solo Alberto Núñez Feijóo y el resto de autoridades, sino toda España.
Desde entonces, la presión para que Mazón deje el cargo es brutal. A veces no hace falta atender a lo que se publica en los medios de comunicación de la Comunitat Valenciana por grave que sea: basta con que la prensa de Madrid ponga el foco en la región para que todo se dimensione más de lo que ya es. A ello se suman las últimas revelaciones sobre el “timing” y el paradero de Mazón aquel fatídico día, los demoledores testimonios de los testigos en la causa y la aparición de nuevos vídeos. Todo ello, unido a lo sucedido durante el funeral y a las manifestaciones posteriores, ha agravado su situación hasta límites indefendibles.
Ante este contexto, y sabedor de que su crédito político está agotado, Mazón reunió el viernes a los presidentes provinciales para lanzar una propuesta que convenza a Núñez Feijóo: que el actual presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, sea el futuro candidato a la Generalitat en 2027. En teoría, la idea cuenta con el consenso de las tres organizaciones provinciales y del propio PPCV. Falta saber si la sede nacional del PP, en la calle Génova 13, da por buena la iniciativa.
Sin embargo, ello supondría (de facto, supone) que Mazón seguiría en el cargo de president hasta las elecciones de 2027, algo que no parece convencer del todo a la planta noble de Génova. ¿La razón? Mantener a Mazón al frente implica mantener el foco mediático sobre todo lo relacionado con la investigación del 29-O y, por tanto, sostener la atención informativa sobre València. En Madrid preferirían que los titulares los acapararan el caso Koldo o la supuesta financiación irregular del PSOE, pero con Mazón en la Generalitat y la investigación de la jueza Nuria Ruiz eso se antoja complicado. Ese deseo, al parecer, tendría un límite: el lunes, antes de la declaración de la periodista Maribel Vilaplana, el president debería anunciar su salida del Palau. De momento, ha lanzado a su sucesor, pero para 2027. Gana tiempo, se hace fuerte con los suyos y manda un mensaje a aquellos que se decantan por María José Catalá para un futuro en el Palau. No nos moverán, o, en todo caso, será con los nuestros. Es decir, un pulso en toda regla.

- Feijóo, junto a Maria José Catalá, a su llegada al funeral. -
- Foto: KIKE TABERNER
Ese es el deseo. Ahora vayamos a la realidad. Si hay dimisión, debe haber relevo, y este debe estar pactado con Vox. El PP tiene 40 parlamentarios, pero solo dos parecen tener, a priori, más posibilidades de relevar a Mazón: la alcaldesa de València, María José Catalá, y el secretario general del PPCV, Juan Francisco Pérez Llorca. Cierto es que hay otros 37 diputados que podrían serlo, pero de esos dos, Pérez Llorca sería quien podría reunir los votos de Vox necesarios para una investidura. En todo caso, debería ser Núñez Feijóo quien sondee a Santiago Abascal y busque una solución, si es que ambas partes la desean.
Si no hay acuerdo, seguirá Mazón. Con el lanzamiento del nombre de Mompó, ya ha dejado claro que no quiere abandonar el cargo. Entonces, el foco mediático continuará en València, aunque pueda disiparse por momentos. Pero la jueza que instruye la causa de la DANA sigue buscando indicios de la posible participación del president, por acción u omisión, en las decisiones relativas al "tardío" mensaje Es-Alert.
Así que nos encontramos con el siguiente escenario: ¿acepta el PP la propuesta de Mazón? Y si no la acepta, ¿qué pasa? ¿Cuál es su hoja de ruta para buscar una solución al Gobierno de la Generalitat?
Y en caso de que Génova la acepte, el PP está abocado a un congreso del PPCV, en el que quien salga elegido o elegida como presidente/a debe hacerlo con un respaldo real y amplio. Y si es a la búlgara, como suelen ser los cónclaves del PP, que sea con el convecimiento de que eligen la mejor opción. Si Mazón no va a ser el candidato, el relevo debe someterse al escrutinio de los afiliados, sea un aspirante o varios. No parece que las bases del PP vayan a aceptar sin más lo que se les proponga, aunque venga avalado por las estructuras provinciales. A estas alturas de la democracia, no todo se compra ni se impone, porque hay competencia política… o algo peor: la abstención.
Si el PP no quiere generar abstencionistas en la Comunitat Valenciana, debe ir a un congreso. Primero, resolver el futuro de Mazón, y para ello, insisto, Génova debe intervenir y decantarse: o opción transitoria con Pérez Llorca, y congreso; o congreso y elecciones. Sin congreso, habrá zozobra. ¿Qué no da tiempo? Quien tiene la llave marca los tempos. Y Feijóo tiene la solución; lo que falta es ponerla en marcha, sea Mompó el elegido, sea con la fecha de caducidad de Pérez Llorca, sea con María José Catalá. Sea cual sea la opción, las bases merecen ser llamadas al aplauso (aunque fuera impostado).
El problema es que, para algunas cosas, el tiempo ya apremia. Y si no, siempre están las elecciones anticipadas para acabar con el bloqueo, carta que solo puede jugar el propio Mazón que para eso se guarda la permanencia en el puesto. Sea cual sea la decisión, si el PPCV quiere salir con vida, está abocado al congreso por las razones antes citadas. Todo lo que no sea eso, en estos momentos, supone desmotivar a los propios.