ALICANTE. En un foro del Grupo Moll el alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala, anunciaba este pasado jueves la creación de un espacio museístico en el complejo de Las Cigarreras, en la parte que se ha restaurado de la Casa de la Misericordia. La cosa parece ir en serio porque Barcala adelantó que a partir de julio de 2026 se podrán ver exposiciones de todo tipo y color, enumerando una heterodoxa mezcla de artistas que poco o nada tienen que ver entre sí: Balenciaga, los fondos de la Casa de Alba (se ve que la Fundación hace bolos con el extenso legado que han ido acumulando a través de los siglos, incluido Goya), Sorolla, y el impresionista Toulouse-Lautrec, personaje heterodoxo donde los haya: un aristócrata con la mira puesta en los cabarés parisinos y sus cabareteras; y el olor a absenta.
Mis alertas se han disparado al leer en el listado a Marc Chagall: el mismo al que Barcala confundió con un impresionista como Lautrec según las agencias informativas. Un pecado venial: tal vez mortal en un espíritu refinado y muy leído como es el alcalde. Me congratula mucho, tirando a muchísimo, lo de Chagall de quien vi hace dos años una amplia retrospectiva en Madrid, en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre. Ya me congratulaba en mis tiempos universitarios, en los años de la picor. Chagall, artista que llegó a los 97 años de vida, falleció en 1985, es en sí mismo un trozo importante del siglo XX, un rara avis de las vanguardias, y con una producción que absorbe en buena parte el imaginario de los judíos askenazís (Europa del Este, y su tierra natal Bielorusia, con unos padres jazidíes) subvirtiendo algunos códigos como la introducción del amor, la lírica, y la alegría en el imaginario hebreo. Se puede ver en la película de Norman Jewison El violinista en el tejado (1971). También cuadros “negros” de las prácticas religiosas más rígidas, cargadas de pesadumbre.
Junto con Joan Miró, para mí Chagall, que mezcla todo tipo de lenguajes estéticos para crear uno propio, es sobre todo poesía mayúscula. Uno de los grandes que de niño ya sufrió los progromos de la Rusia zarista (los niños judíos estaban vetados en las escuelas). Mantuvo relaciones complejas con el establishment comunista en los primeros años de la URSS, participó parcialmente en la vida cultural del recién creado Estado de Israel, 1948; tuvo muchos encargos y una relación intensa con el Museo de Arte de Tel-Aviv. Últimamente me viene mucho a la cabeza por el genocidio que está cometiendo la banda de Benjamín Netanyahu contra los palestinos de Gaza y Cisjordania (que siempre se nos olvida). ¿Qué pensaría él de todo esto? Yo estoy seguro que lo desaprobaría con la misma intensidad que las acciones terroristas de Hamas, el mismo que sueña con una dictadura teócratica del todo infumable y extemporánea.

- Barcala y el edil de Presidencia, Toño Peral, en una visita a Cigarreras. -
Luis Barcala anima el cotarro cultural, aún mezclándolo todo, con tal de revitalizar Las Cigarreras cuya vocación intrínseca (así lo concibió Miguel Valor) fue la de generar un centro de producción y exhibición del cultura experimental y contemporánea. Chagall cabe en esos parámetros. Cabe en casi todo. Balenciaga se inspiró mucho en Picasso y en el cubismo en general para confeccionar sus sombreros casi imposibles y algunos de sus trajes de alta costura. Y Toulouse-Lautrec fue el gran gamberro de la primera vanguardia europea. Caben. Lo de la Casa de Alba, no sé yo.....
La actuación en la Casa de la Misericordia sería una guinda para completar un gran espacio cultural que va del Teatro Principal (por fin, cien años después, hay un plan concreto de rehabilitación), hasta el auditorio provincial de la Diputación ADDA, sin olvidar el Museo de Arte Contemporáneo (ahora con Juana Francés) y el de Bellas Artes de la Diputación (congestionado y con algún que otro 'sorolla'; ya se le dedicó una gran exposición en 2023 con motivo del centenario de su muerte).
La operación cultural del alcalde es más amplia, también es urbanística: peatonalizar todo el eje que desde el Teatro Principal hasta la Plaza de Toros, es decir, la insufrible calle San Vicente. No me acabo de creer del todo una remodelación de semejante calado; tal vez sí; tal vez no. La guinda a este conglomerado sería la rehabilitación del cine Ideal ahora que se cumplen cien años desde su construcción....Qué pena. Antes se caerá a trozos: ya está casi en estado de semi-ruina.
Por cierto, se nos ha muerto Carmen Cazaña impulsora en 1975 de la “Galería 11”, e impulsora de artistas de la zona (Aurelio Ayela, María Dolores Mulá...) y de renombre regional y nacional. Una mujer avanzada a su tiempo, aunque suene a tópico. La traté en los años noventa, en las inauguraciones y en los viajes a ARCO: siempre optimista, siempre con coraje.