He de reconocer que este artículo se podría haber escrito hace 10 años. Y que no deja de ser otro capítulo de la situación que ya describí hace unas semanas sobre el singular escenario que viven las patronales de la provincia de Alicante. Quizás el matiz sea que el foco de la Generalitat Valenciana se ha desdibujado en este asunto porque bastante da de si ya la reconstrucción de la DANA y los presupuestos de 2025, con un presidente rebajándose (hasta límites insospechados hace meses) para obtener el visto bueno de Vox. Pero la situación empresarial no solo no ha mejorado, sino que la guerra sigue, y, por momentos, con más intensidad. Ya sin el condicionante de si las ferias deben estar o no en la CEV, algo que aclaró el propio director general de IFA, Alejandro Morant, en Alicante Plaza, el escenario se ha transformado en una especie de OPA de unos contra otros, con el elemento personal muy latente.
La situación plantea un doble dilema: por un lado, CEV Alicante quiere ser más que una patronal representativa de asociaciones empresariales, lo cual choca con las competencias de la Cámara de Comercio; por el otro, la guerra personal CEV (que cada uno le ponga el rostro que quiera; los entendidos no tendrán dudas) versus Carlos Baño, presidente de la Cámara.
La cuestión competencial y la posible incorporación de Uepal (la patronal heredera de lo que fue emocionalmente Coepa) es lo que se abordó en la reunión del jueves de la patronal provincial CEV Alicante. Por un lado, hay un intento de agrandar el campo influencial de lo que representa una patronal convencional; es decir, como tituló Alicante Plaza, que la CEV Alicante sea una patronal de todos los agentes de la empresa, desde sindicatos a proveedores, y por lo tanto, tener un trato directo con pymes, lo cual choca con los intereses de la Cámara. De ahí viene el choque técnico, más allá de que dentro de la misma estrategia esté la incorporación de Uepal en el seno de la CEV Alicante como un trofeo a exhibir dentro de la otra batalla. O el impulso de la propia CEV Alicante: queda claro que la actual dirección quiere que la organización tenga más protagonismo en el mundo puramente económico, más allá del institucional.
Y esa no es otra que poner en cuestión el papel de Carlos Baño al frente de la Cámara. Y en ese contexto aparece la denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción contra Facpyme (también presidida por Baño) por la gestión del bono comercio que subvencionó la Diputación de Alicante durante el anterior mandato con Carlos Mazón de presidente. Desconozco el recorrido que tendrá la investigación; lo objetivo es que el único caso conocido fue el que la Agencia Antifraude cuestionó en el Ayuntamiento de Torrevieja con varias anomalías en la tramitación. Pero ahí quedó la cosa. Que sepamos no fue a más hasta esta denuncia ante la Fiscalía, en la que además se cuestiona la forma elegida por Facpyme para optar a la gestión del bono-consumo.
Sea como fuere, la única conclusión clara es que en el empresariado de la provincia de Alicante se ha instalado el sálvese quien pueda. Hay varias estrategias, varios modelos y varios dirigentes empresariales, pero no hay una línea común. Quizás la llegada del PP al Palau de la Generalitat calmó a todos, o silenció los discursos críticos, pero la Dana de Valencia lo ha acabado por esparcir todo, también en Alicante.
Y el panorama es el siguiente: Carlos Baño no quiere líos y mantiene su hoja de ruta en la Cámara, prestar servicio a las empresas; la CEV intenta coger impulso en Alicante. Y entre medias, las puyas personales, que evitan la unidad de discurso y de acción. Sólo Luis Castillo, armado con una bandera blanca, propuso el jueves una mesa de conciliación entre instituciones empresariales, más allá de Carlos Baño y Salvador Navarro. Pero tal es el desconcierto y el individualismo de cada cual, que la propuesta cayó en saco roto. Es decir, que más allá de lograr la disolución de Uepal en la CEV, no se vislumbran intentos de reconducir esta situación. Mientras, o por debajo, o por arriba, cada uno hace su guerra.
Sirvan dos paralelismos para ver la situación, aunque con distancia, y mucha diferencia. En el ámbito bancario, el debate en estos momentos es cómo finalizará la OPA BBVA-Sabadell. Y en el seno de la UE está el debate de cómo debe ser la respuesta ante los desafíos de Donald Trump. Pues en Alicante, tenemos el pastel empresarial. Y normalmente, cuando no hay unión, suele ganar el grande, y pierde el territorio. Y cuando los liderazgos fallan, todo suele ser más difícil.