Opinión

Opinión

Resintonizar con la gente

Publicado: 17/12/2025 ·06:00
Actualizado: 17/12/2025 · 06:00
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

Escucho mucho aquello de que el mundo está cambiando muy rápido y pienso que lo hace con la misma rapidez con la que gira el planeta alrededor de su propio eje. En 24 horas podemos pasar del día a la noche mientras las (malas) noticias nos atacan como una AK-47 descontrolada sin cesar, sin un segundo de paz. Todo puede parecer desesperanzador. A duras penas se vislumbra un horizonte de una cierta seguridad y respiro entre los genocidios, los populismos, los autoritarismos, el precio de la cesta de la compra, el sector inmobiliario, la corrupción, y un sinfín de cosas más.

El otro día le leía a Antoni Gutiérrez-Rubí que vivimos tiempos en los que lo racional es desplazado por lo que activa y excita, que la política pivota entre los algoritmos, el auge del populismo y los tecnobros (multimillonarios dueños de las tecnológicas). Hay políticos que no quieren hacer política, sino de influencers; y en la otra ribera, hay influencers que todo lo que dicen es político mientras desprecian el ser político.

No es que la política se haya despertado un buen día para ponerse a dar gritos. Ese debate del que habla Gutierrez-RubÍ sobre razón y emocionalidad speedica también se ha producido en la política con un claro resultado. Más gritos, más sentencias sobre los otros, menos debate sobre las cosas que realmente nos están afectando, sobre las cosas que nos hacen difícil vivir o vivir dignamente. En ello, todos y todas tenemos un poco de culpa.

Pocas certezas para un mundo y una vida tan incierta. ¿Quién se ocupa de mí, de lo que me está pasando? Deben pensar muchos ciudadanos y ciudadanas. Y (casi) nadie ofrece respuestas. ¿El PSOE? Sumergido entre la corrupción y el machismo; ¿Vox? Gastándose las donaciones de la DANA en vete tú a saber qué, pero no en las personas afectadas… ¿El PP? Entre el Ventorro, el desgobierno, el abrazo del oso de la ultraderecha y el descrédito de las instituciones…

Por eso en Compromis debemos repensar un rumbo que debemos fijar lo antes posible si no queremos correr el riesgo de caer en el saco de “partidos problemáticos” para la ciudadanía. El tiempo vuela. Mientras a nuestra derecha el PSOE y el PSPV tienen bastante con sus propios tiros en los pies, el valencianismo tiene la obligación de recoger ese descontento evitando que vaya a la abstención.

Ya lo hicimos en 2015 cuando Oltra encarnó la esperanza, el buen gobierno y la dignidad de una ciudadanía hastiada. En aquellas elecciones se dieron los peores resultados del PSPV de la historia y aun así Compromís representó ese impulso determinante con el que pudimos conformar un gobierno estable que busco pequeñas revoluciones en la vida de la gente corriente. Con ilusión por el cambio.

Hace unas semanas que la maquinaria electoral en Compromís ya está en marcha, sin embargo, urge algo más que un organigrama de campaña. Falta (re)tejer un proyecto que se preocupe del día a día de la gente con una sonrisa y no una bronca. Y entiéndase eso de la sonrisa, por favor, lo digo sin banalizar y más bien como una defensa desde la amabilidad de quien quiere defender la buena vida de quienes últimamente siempre acaban perdiendo.

Si actualmente todo apunta a que pueda haber una desmovilización en el tablero de la izquierda, ocho años después de que Compromis pusiera un pie en la Generalitat, es el momento de recuperar aquel espíritu para volver a poder solucionar los problemas reales. Y para ello es necesario romper el relato para ir a la realidad, escuché el otro día de un hombre que admiro mucho. Recuperar un discurso equilibrado, acompasado con las necesidades de la gente corriente para salir del bucle del odio.

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo