Opinión

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Jarrea sobre el PSOE

Publicado: 17/12/2025 ·07:00
Actualizado: 17/12/2025 · 07:00
  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una rueda de prensa, en el Palacio de la Moncloa, a 15 de diciembre de 2025, en Madrid (España).
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Llueve torrencialmente. Sobre el PSOE. Ya no sé si sobre Moncloa o sobre Ferraz, porque parece que la borrasca se ha instalado sobre el socialismo como esas pequeñas nubes que perseguían a cualquier personaje gafe de Francisco Ibáñez. Y debajo, el hombre del traje gris, protegido con un paraguas al que se le han disparado todas las varillas. Ventolera de corruptelas, granizada de casos de acoso sexual. Y en lontananza, los negros nubarrones de la llegada de la ultraderecha, que ya han descargado sobre Chile. Entre otras cosas, porque los fascismos no entienden de hemisferios. Tampoco de los cerebrales. (Un aparte, como diría mi compañero Antonio Zardoya. En el país de Salvador Allende, de Víctor Jara, vencen los defensores de Pinochet. Probablemente, ya no parezca tan increíble que los votantes españoles apoyen a los nostálgicos del franquismo, Aznar, ya sin careta, incluido. Como hemos ido avisando). Volvamos por donde íbamos. La tempestad que amenaza el Gobierno de Sánchez ya parece el tornado que arrastra a la pequeña Dorita hasta Oz.

Conviene dividir las subsecciones meteorológicas. Los casos que afectan a la familia del presidente del Gobierno no son más que la habitual persecución que emprende la derecha cuando no está en el poder. Los que tenemos una edad podemos recordar el caso de Juan Guerra, hermano de Alfonso, que se vio obligado a dimitir. Los que tenemos una edad, pensamos en él como caso de corrupción. Los que tenemos una edad solemos olvidar que Guerra, Juan, fue absuelto de todos sus cargos. Y que Guerra, Alfonso, no volvió a la primera línea de fuego. No hace falta remontarse tanto. No hace falta recurrir a la delincuencia. Hasta las hijas de Zapatero fueron utilizadas para intentar desbancarle del escaño. En cuanto a los casos de corrupción, ahí ya comienza a granizar. Destaca la celeridad con la que se ha echado del partido a Ábalos, a Santos Cerdán, a Leire Díez. Pero con todos ellos se demuestra que hasta que las facturas de las administraciones no pasen por el mismo filtro que las mías, que las nuestras, hasta que no se regule bien el sistema de pagos, hasta que no se castigue tanto al corrupto como a quien lo corrompe, nada cambiará en las alturas del poder. Hasta en Vox lo saben; ya han comenzado a flotar sus trapos sucios y aún no han acariciado el terciopelo de las plantas nobles.

La tercera pata del calamar en descomposición que está arrastrando al PSOE hacia el fondo abisal es la del machismo. Y aquí sí tenemos un problema. Porque no es solo suyo. No supone solo que los socios de Gobierno vayan a borrar la confianza de sus cuadernos de negociación. No consiste exclusivamente en que se esté abriendo la puerta a ese pacto entre PP y Vox que tanto nos preocupa a los votantes de izquierda. No solo suministra munición a quienes disparan  insultos desde las redes sociales. La subida de precios, la falta de poder adquisitivo, hasta el profundo problema de la vivienda se pueden achacar a los empresarios, al capitalismo voraz, a la falta de escrúpulos. Pero que un concejal, un cargo orgánico o un fontanero de un partido de izquierdas acosen a una compañera afecta a toda la sociedad. Es ahí, y en otros asuntos de similar calado, donde nos sentimos cómodos con una papeleta de izquierdas. Y no se puede consentir. Es fácil de demostrar: la (macro)economía va como un tiro, el paro está en mínimos y España es plural como un retrato de Picasso. Pero este Gobierno acabará cayendo porque sus hombres no saben tener las manos quietas y nuestros ideales a buen recaudo.

 

@Faroimpostor

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