Así como Egipto soportó las 10 plagas hasta que el pueblo hebreo fue liberado, el pueblo español está soportando la plaga de la corrupción socialista hasta que consigamos liberarnos del Gobierno mafioso y corrupto que traiciona a los españoles y saquea sus bolsillos.

Estamos asistiendo con rabia e indignación – aunque no con sorpresa – al espectáculo de desenmascarar la corrupción estructural del Partido Socialista. El reciente informe de la UCO y posiblemente los que iremos conociendo en los próximos días, confirman algo que Vox lleva denunciando años: que la corrupción del PSOE no es un accidente, es una forma de gobierno.

El informe de la UCO en el caso Koldo no deja lugar a dudas: decenas de millones en contratos adjudicados de forma fraudulenta, comisiones ilegales y dinero de los españoles gastado en meretrices. No son casos puntuales, es un modus operandi.

Desde los ERE de Andalucía -¿recuerdan?-, hasta la compra de mascarillas en la pandemia, el PSOE ha demostrado que ni en los momentos más trágicos puede resistirse a hacer caja.

Sánchez tiene un gobierno cercado por la corrupción, y Sánchez ha repartido a ese gobierno por las distintas regiones de España para liderar a los socialistas. Miedo me da lo que pueda suceder.

Como siempre dice Santiago Abascal, lo peor de Sánchez está por llegar. Y no se equivoca.

Folios y folios de un informe demoledor, horas y horas de informaciones que habrían hecho caer a cualquier gobierno con un mínimo de dignidad, y el inquilino de La Moncloa comparece desde la sede del Partido Socialista en su peor versión, dando una imagen de sociópata de manual, para anunciar que esto no va con él, que él es el presidente que España necesita y que la verdadera corrupción está en Vox porque, según él, Vox se financia ilegalmente.

Pero como dirían los que creen en el karma y esas cosas –yo prefiero creer en la justicia, por ahora-  el karma se le ha vuelto revoltoso y unas horas después de la acusación de Sánchez, la Fiscalía anticorrupción archiva la denuncia contra Vox. ¡Vaya por Dios!

Por cierto, la mayoría de los grandes medios de comunicación, salvo alguna excepción, han olvidado dar la noticia. Ya ni siquiera pretendemos que sea con la misma algarabía con la que se hicieron eco de la denuncia, pero ni una sola palabra.

La denuncia contra Vox era un montaje de principio a fin. Sin base, sin pruebas, sin recorrido. La Fiscalía ha sido clara: no hay indicios de delito, ni financiación ilegal, ni nada que se le parezca. Pero consiguieron su objetivo: abrir telediarios, llenar páginas en la prensa, generar ruido en las tertulias y montar un relato contra Vox. 

Fin último: silenciar, perseguir y destruir al único partido que se atreve a denunciar el sistema corrupto que nos gobierna. El único partido que tiene la valentía suficiente para plantar cara al orden establecido que nos hace creer que nada puede cambiar.

Pero con Vox se equivocan, nuestro objetivo no son los sillones, nuestros valores no son etéreos y nuestra gente ama a nuestra patria. Por eso es evidente que la regeneración que España necesita no puede venir de quienes han hecho de la corrupción su seña de identidad, ni de los que juegan al juego de la alternancia bipartidista. Solo una alternativa firme, valiente y sin ataduras puedes devolver la dignidad a las instituciones.