La construcción de los nuevos centros de Alicante y Elche va camino de convertirse en ese oscuro objeto de deseo. Sus proyectos avanzan en cuentagotas. Las novedades se pierden en el tiempo, y solo aparecen de tanto en tanto. Lo escribí en mayo de 2021, con el título de 'Ojala se haga, pero...".

El contexto ha cambiado. No solo porque entonces el PP estaba en la oposición en la Generalitat y en el Ayuntamiento de Elche, sino porque todavía tenemos los fangos de la dana de Valencia húmedos, lo cual debería llevar a la reflexión de los responsables políticos, entre lo urgente, lo necesario y lo conveniente. Pero además de ello, porque ambos proyectos, los centros de congresos de Alicante y Elche, se han convertido -con todos los respetos- en trampantojos de la política del PP. Insisto, ojalá se hagan, en ambas ciudades, lo necesitan, pero hay tres razones que me llevan a esta conclusión. 

En primer lugar, los proyectos van a velocidad de tortuga. Podrían ir más rápido, claro que sí. Aquí el PP no tiene enemigo político que valga. En teoría la financiación procede de la Diputación de Alicante y no debería haber problemas para que la ejecución administrativa a la que están sometidos ahora fuera más rápida, pero no es así. En Alicante, ha finalizado la elección del concurso ganador y se ha entregado el premio. Faltaría redactar el proyecto y esperar a que el Puerto modifique el plan necesario para darle encaje legal. En Elche, acaban de decidir comprar más suelo para la parcela. pero faltan más cosas.

En segundo lugar, y lo recuerdo ahora al leer el artículo de 2021, los centros de congresos son apuestas de ciudad. No son meros edificios municipales para un determinado uso. En su apuesta, deben estar implicados los agentes sociales, sobre todo los turísticos, pero también los económicos, porque un centro de este tipo se construye para generar actividad económica y, por tanto, los canales con hoteleros, hosteleros y agentes culturales, deportivos, festivos, etc... deben estar abiertos a apartar sugerencias. Ellos también puede ser futuros usuarios de esas instalaciones. Incluso, los municipios vecinos si es el caso que requieren de un espacio mayor. Si esto existe, tanto en Alicante como en Elche, no se percibe. 

• Pablo Ruz y Carlos Mazón -
• Foto EFE

Y en tercer lugar, los centros de congresos no pueden aparecer de la nada y deben tener, además, planes importantes que les acompañen. El más importante, el de movilidad, por los cambios que está sufriendo y por el impacto que pueden tener en esa instalación los días de mayor actividad. En el caso de Elche, es verdad que el edificio se ubicaría en el centro de una estación de tren y por tanto, de entrada ya ofrece posibilidades de futuro para evitar aglomeraciones. El nuevo e-tram también debería ayudar a la movilidad. De Alicante, nada sabemos de la movilidad, más allá de las plazas de aparcamiento que tendría ese futuro centro de congresos. A estas horas, ya debería haber planteada una línea de tranvía que conectara ese hito con el aeropuerto, por ejemplo. Es verdad que la estación del AVE queda más cercana, y por tanto, la de Cercanías y tranvía, pero ¿suficiente para poder trasladar a congresistas, tanto hospedados como de municipios cercanos? ¿Y cómo se moverán todas las personas que entran y salen para trabajar en el Puerto, y las que trabajarán en un futuro? Ahi lo dejo. 

Podríamos seguir con otras cuestiones que deberían ir a la par que los centros (nuevos hoteles, aparcamientos...o el propio mantenimiento de los edificios), pero la cosa van tan lenta que quizás da tiempo en estos meses en atar todos los cabos, y que ahora desconocemos. Ojalá se hagan. Los dos. Dinero, según dicen, hay. Pero hay un elemento que lo va a condicionar todo para los elementos importantes, como son las infraestructuras de transporte (contando siempre que el Gobierno cumpla también con la conexión ferroviaria con el aeropuerto Alicante-Elche). Y para ello habrá que ver hasta qué punto condiciona la reconstrucción de la zona de la Dana y el cambio de sistema de financiación autonómica. Mientras estén esas facturas por pagar, complicado. No solo para los centros de congresos, sino para todo aquello que ya no esté en marcha ya. Insisto, ojalá me equivoque, y se hagan, pero...