No les voy a hablar de Zombies, estén tranquilos, aunque el título sea muy parecido al de muchas películas de ese género; pero ya saben que los anglosajones gustan mucho de clasificar y etiquetar todo, no sé si con ánimo académico o de estabular, y hablan de una generación Z, y es de esta y sus revueltas de lo que trata el artículo.

Para empezar, decirles que los nacidos entre los años 97 del siglo pasado y el 12 del actual serían los miembros de ese grupo social llamado Z, que también es conocido por el nombre de centennials, correspondiente, como les he dicho a la década (ampliada) del cambio de siglo, y que, este es un signo distintivo de los Z, son nativos digitales es decir han crecido por igual entre un entorno físico-real y el ciberespacio, es decir pegados a las pantallas del móvil-smart phone, tablets y resto de dispositivos electrónicos, y estableciendo y manteniendo relaciones de todo tipo, de amistad o profesional o incluso románticas en el entorno del espacio virtual.

Por otro lado, están todas las últimas revueltas que han protagonizado los jóvenes y que tienen como punto de partida (aunque después se han incluido otras anteriores) las acaecidas en el Nepal, al principio de septiembre, incluyéndose también las de Peru, Madagascar, Serbia, Paraguay o las de nuestro vecino del Sur (el de las amenazas no compartidas) Marruecos. De todas ellas no sé si habrán visto alguna noticia, porque el ruido mediático de otras, que actúan como verdaderas y perfectas cortinas o pantallas de humo, impiden tener una fotografía global de la realidad geopolítica actual, y es por eso, que quería hablarles de ello.

En primer lugar transmitirles, que no, no me creo que haya una mano oscura que hilvane todos estos movimientos y revoluciones, que exista una conspiración mundial para desestabilizar el orden-desorden internacional en el que vivimos, aunque siempre puedan existir agentes foráneos que puedan instrumentalizarlas. Lo que en mi opinión ocurre es una coincidencia espacio temporal de circunstancias similares, como pueden ser; la existencia de una proporción de población juvenil muy significativa con falta de perspectivas de futuro, una crisis socioeconómica, un comportamiento poco ético de los políticos, y una chispa que encienda la revuelta, es decir prácticamente nada nuevo bajo el sol, eso sí todo ello aderezado con mucho ruido en internet y el uso de las redes sociales como uno de los elementos cohesionadores/coordinadores de todas ellas.

Porque fíjense en Nepal, el más conocido al inicio de estas revueltas, en el que tenemos un país económicamente depauperado, bastante pobre de por sí, y que ha sufrido en los últimos años grandes terremotos, como los del 2023 o el 2015, dejando su economía cada vez más maltrecha. También en el 2008 sufrió un cambio de régimen, tras una guerra civil iniciada por los comunistas maoístas, apoyados por intereses foráneos, y que llevó en 2008 a la proclamación de la república federal, liderada en gran parte por esos marxistas, y que además con una gran población juvenil, pues en 2023 los jóvenes entre 15 y 29 años eran 28 % de la población de aquel lejano país, en las postrimerías de la cordillera del Himalaya, en medio de dos grandes potencias como son China y la India con múltiples intereses enfrentados, llamado Nepal.

En este 2025, en aquel montañoso país, se han producido diferentes incidentes que han ido caldeando el ambiente, como las manifestaciones en la primavera en favor de la Monarquía; pero sobre todo, además, y aquí empieza la escalada, si a la antes citada crisis económica y episodios de corrupción le añadimos, como los hijos del régimen, comunistas ellos, alardeaban a través de las redes sociales de una vida de ostentación y lujo (lo que aquí se llama piji-progres), se pueden imaginar el enfado o exaltación, por no decir palabras más gruesas, de esa juventud sin futuro, que como es normal se expresaba y difundía por medios digitales y sus plataformas (el explosivo ya estaba armado).

Y entonces llegó la chispa que detonó la bomba social, ¿qué hicieron las autoridades?, pues lo que hacen los comunistas, prohibir, prohibir y prohibir; el gobierno del primer ministro del “partido comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado)”, que así se llama, Khadga Prasad Oli, prohibió las redes sociales y las plataformas digitales, bajo el dicho de “muerto el perro se acabó la rabia”. Pero el perro ya había contagiado, había mordido la conciencia de muchos jóvenes, y estalló la revuelta como era lógico, iniciándose el lamentable incendio de edificios gubernamentales y ataques a personas relacionadas con la administración, provocando el relevo obligado de primer ministro, y llegando al poder, interinamente, Sushila Karki, que tiene previsto celebrar elecciones el año que viene, ya veremos.

Otro de los casos es el de Marruecos, en el año 2023 los jóvenes entre 15 y 29 años en este país eran el 25 % de la población, y aunque la situación macroeconómica es relativamente buena y mejorando, la situación de la microeconomía no es tan buena, porque de hecho más de la mitad de esa juventud, un 52 % de ellos según algunas estadísticas, piensa en emigrar, sobre todo en el Marruecos rural, y además respecto a la ética pública en aquel país, es muy evidente cuál es sólo contemplando los campos de hachis de Ketama, por lo que la bomba ya estaba cebada.

La chispa que la ha detonado, parece ser, es la muerte en Agadir de ocho mujeres embarazadas en dos semanas por someterse a cesáreas, y entonces el movimiento digital de GENZ212 estalló (por generación X y el 212 es el prefijo de Marruecos). Las protestas callejeras entre otros mensajes, reclamaban, “¡Queremos hospitales, no estadios!” y “No queremos el Mundial; queremos sanidad”, refiriéndose al mundial de fútbol de 2030 a celebrar con Portugal y España, y evidenciando la disparidad de propósitos o necesidades entre la cúpula de ese país y parte de sus jóvenes. La intensidad de estas manifestaciones ha sido de tal magnitud que han llegado a provocar muertos, y por supuesto centenares de detenidos. Aunque la verdad, no hay que preocuparse mucho por su estabilidad (para nosotros muy necesaria), pues el régimen Alauita es experto en sortear crisis, y de hecho es el único superviviente de las primaveras árabes en el norte de África.

Ya ven que estas revoluciones son un auténtico dejavú en la historia de la humanidad, un nihil novum sub sole (no hay nada Nuevo bajo el sol) como al parecer dijo el Rey Salomón; y lo que son revueltas en países menos desarrollados, son partidos llamados populistas en las democracias más avanzadas, y todo ese proceso es por las mismas causas, crisis socioeconómica, corrupción, y una chispa que hace saltar todo por los aires, y además sobre todo la falta de capacidad de los responsables públicos, esa clase política, que en ocasiones no sabe, no puede o incluso no quiere (por sus propios intereses) dar respuesta a esas necesidades de la sociedad.