Opinión

Opinión

LA OPINIÓN PUBLICADA

Jorge Rodríguez, "Baron Noir" de Ontinyent

Publicado: 12/04/2025 ·06:00
Actualizado: 12/04/2025 · 10:03
  • El alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, en una imagen de archivo.
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

Eran los tiempos de la pandemia y el gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Un reto histórico en el que nuestros dirigentes tuvieron margen suficiente para, confinados como estaban al igual que todos nosotros, dedicar parte de su tiempo a ver series de televisión. Y hete aquí que Pedro Sánchez pudo recomendar a sus compañeros del Consejo de Ministros una serie francesa, "Baron Noir". La serie cuenta las andanzas de un dirigente socialista de Dunkerque que inicialmente asesora al que será nuevo Presidente de la República, es abandonado por él por un escándalo de financiación ilegal, se revuelve contra su antiguo jefe y, en fin, inicia una larga venganza con sus correspondientes descenso a los infiernos y ascenso a los cielos. Una gran serie, muy recomendable, que nos dice también mucho de cómo ve la política Pedro Sánchez, hoy reconvertido en Gran Timonel europeo de la conciliación con China frente a los desatinos de Donald Trump.

A lo que íbamos: el protagonista de Baron Noir, Philippe Rickwaert, tiene mucho en común, en su trayectoria inicial, con Jorge Rodríguez, alcalde de Ontinyent. Ambos son alcaldes de una localidad de la periferia de un espacio político (Francia, la Comunitat Valenciana), con peso específico en el partido (Rickwaert asesora al candidato a la presidencia por el PSF, Rodríguez era además presidente de la Diputación de Valencia y estrella ascendente del PSPV), y su carrera se ve truncada por un escándalo que no les atañe tanto personalmente como en tanto manera irregular de financiar a su propio partido. En el caso de Rodríguez, mediante la contratación de "liberados" del PSPV (y de otros partidos) con cargo a los Presupuestos de la Diputación. 

  • Phillippe Rickwaert en la serie.

Una mala praxis política que, sin embargo, si fuera ilegal conllevaría encausar a multitud de dirigentes de todo el país y a todos los niveles. Es un mal endémico y a Rodríguez le tocó la "lotería inversa" y fue encausado en un caso en el que el alcalde de Ontinyent sufrió en primera persona la profunda hipocresía de su partido, tanto en el contexto español como valenciano: PSOE y PSPV le echaron a los leones mediático-judiciales mientras pretendían "dar ejemplo" a su costa, con José Luis Ábalos, entonces secretario de Organización del PSOE, en primer plano. Y lo peor, desde mi punto de vista: una vez el caso quedó en nada, nadie en el PSPV hizo el menor esfuerzo por deshacer el desastre, pedirle disculpas a Rodríguez y ofrecerle una vía de redención política que completase la judicial. 

Así que pasó lo que pasó: Rodríguez se buscó la vida por su cuenta, fuera del PSPV. Ya que su partido le había repudiado y luego miraba hacia otro lado, se presentó por su cuenta, y no sólo en Ontinyent (donde obtuvo una victoria aplastante), de cara a las elecciones municipales de 2023. Y, por muy pocos votos, logró obtener una diputada, Natalia Enguix, en la corporación provincial, clave para forjar mayorías.

Rodríguez tenía tras esas elecciones el panorama soñado, y no sólo en la Diputación, donde era clave, sino en el conjunto de la Comunitat Valenciana, donde la izquierda había vivido una debacle, perdiendo la Generalitat Valenciana, la Diputación de Castellón y las alcaldías de València y Castellón. Sólo le quedaba la expectativa de retener la Diputación de Valencia, una institución más bien opaca a ojos de la ciudadanía, pero con mucho músculo económico y visibilidad para hacer oposición desde allí (sin ir más lejos, como había hecho Carlos Mazón desde la Diputación de Alicante). Y allí Rodríguez jugó como lo habría hecho el "Baron Noir" de la serie, o cualquier otro partido con implantación territorial e ideología más o menos difusa, precisamente por estar más vinculada con la defensa de un territorio que con unos principios ideológico - partidistas concretos: se fue con el PP. 

Rodríguez, en resumen, hizo lo que habría hecho un PNV de la vida en esta situación. Si quien manda en la Generalitat es el PP, y quien me ofrece más por el control de la Diputación es el PP, le voy a otorgar dicho control al PP. Y a cambio no sólo me vengo del PSPV, que se quedó verdaderamente descompuesto al perder también la Diputación de Valencia, sino -sobre todo- consigo todo tipo de prebendas para mi comarca a cambio de mi apoyo. La última, la consolidación de la sede de la Universitat de València en Ontinyent con la reciente concesión de la carrera de Veterinaria. Unos estudios que, con la excusa de que ya estaban disponibles en Zaragoza y en Murcia, nunca había logrado implantar una Universidad pública en la Comunitat Valenciana (la UV llevaba solicitándolo más de una década, incluyendo el periodo de los gobiernos del Botànic, sin éxito), mientras la Cardenal Herrera-Ceu y la Católica pasaban a ofrecerlos hace ya muchos años para atender la considerable demanda social.

  • Mavi Mestre, Carlos Mazón y Jorge Rodríguez. -

Pero luego llegó la Dana, el enorme desgaste del Gobierno de Mazón, y el reciente pacto de Presupuestos con Vox que nos deparó a todos los valencianos asistir a la comparecencia de Mazón como "Monchito", mientras los hilos eran movidos desde Madrid por el ventrílocuo Santiago Abascal. Y desde entonces Ens Uneix no ha ocultado su incomodidad con el pacto con el que sostiene al PP en la Diputación; una incomodidad que en realidad se traduce en que perciben, como todo el mundo, la extrema debilidad de Mazón y el PP valenciano, porque Rodríguez no movió ni una ceja cuando Mazón pactó un Gobierno de coalición con Vox y puso a un torero en la vicepresidencia (de hecho, pactó en la Diputación después de que sucediera esto). Eran otros tiempos, cuando parecía que el PP podía retomar como si nada su hegemonía en la Comunitat Valenciana. Ahora todo ha cambiado. La excusa, que Ens Uneix quiere que pueda tramitarse una ILP para rebajar del 5% al 3% el límite para entrar en las Cortes Valencianas. Es probable que el PP ceda en que esto pueda debatirse, pero mucho menos que lo apruebe.

En la serie Baron Noir [spoiler], el personaje de Phillippe Rickwaert acaba saliendo del Partido Socialista Francés, tan hundido en la ficción como lo está en la política francesa, y buscándose la vida en otros derroteros. Jorge Rodríguez tomó esa decisión mucho antes, empujado (literalmente, fue expulsado) por el PSPV, pero ahora parece que podría, si no volver al "redil", sí pactar con ellos y arrebatarle la Diputación provincial al PP. Sus condiciones son claras: la presidencia sería para Natalia Enguix, representante de Ens Uneix en la Diputación. El cambio en la Diputación evidenciaría el desgaste del PP y quitaría del foco a Vicent Mompó, la "sonrisa del régimen" o cara amable y moderada del PP valenciano. Mejoraría las posibilidades de la oposición para arrebatarle la Generalitat al PP en 2027, sobre todo mientras Mazón continúe en su puesto y con ello contribuya a seguir erosionando las expectativas electorales de su partido. 

También puede pasar que el PP aumente más y más las inversiones en Ontinyent para evitarlo (lástima que Ens Uneix no tenga en su punto de mira un palacete en París, como el PNV), pero a medio plazo el cambio estratégico de la formación municipalista parece claro. Después de todo, al igual que Phillippe Rickwaert sale del PSF cuando una analista electoral le hace llegar los resultados de un grupo de discusión en el que se rechaza la figura de Rickwaert por "socialista", seguro que a Rodríguez también le han hecho llegar análisis que muestren el desgaste que hoy por hoy supone en la política valenciana que te vinculen con Carlos Mazón, aunque sea por figura interpuesta.

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo

Centenario de 'Amparito Roca'
Vida i llibres