Opinión

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VALS PARA HORMIGAS

De ruta hacia la dana

Publicado: 15/10/2025 ·06:00
Actualizado: 15/10/2025 · 06:00
  • Vista general del tanque de tormentas de Torrevieja.
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Por cuestiones personales, bajo todos los viernes a Torrevieja. También el último, en pleno aviso rojo por el paso de la dana Alice. Fue, sin duda, una decisión imprudente, porque en ese preciso momento los núcleos de tormenta estaban frente a las costas del litoral sur de la provincia y de la Manga del Mar Menor murciana. Pero me informé, vi que seguía operativo el servicio de autobuses y me embarqué con, por una vez, ya que soy bastante miedoso, más curiosidad informativa que pánico al temporal. Me había pasado toda la mañana desmontando para mi nave nodriza los bulos que aparecían en redes sociales sobre la evolución de Alice. Un vídeo viralizado con la inundación en Santa Pola, que resultó que era de 2019. Unas imágenes algo tremendistas que aparecieron en TV sobre la situación en Pilar de la Horadada, que aún toleraba bien las lluvias gracias a su rambla urbana. También me sustenté en otro vídeo del alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, que aseguraba que los reservorios de agua que se han ido construyendo estos últimos años estaban absorbiendo bien la riada. Todo estaba bajo control. Y me subí al autobús. Éramos poco más de una decena de viajeros.

La carretera no presentaba mayores indicios de peligro. Entre Alicante y la Marina de Elche apenas había vestigios de tormenta. El mar estaba revuelto, pero no muy embravecido. El asfalto estaba seco. Y los flamencos de la salinas de Santa Pola merendaban a nuestro paso, sin mayor alteración. Quedaba algún resto de barro en la Avenida de Elche, que el día anterior se había anegado. Quedaba algún charco en los arcenes. El tráfico se ralentizaba en Gran Alacant, como de costumbre. Hasta que llegamos a Guardamar. Allí sí se percibían los restos de los casi 60 litros que habían jarreado durante todo el día. Como ya había percibido en el polígono de San Fulgencio, apenas había actividad comercial, salvo los supermercados de la única marca que había mantenido sus puertas abiertas. Y no se veía un alma por la calle. Avanzamos hacia La Mata. Los viñedos estaban encharcados. Alice había estampado su firma por todas partes, con cerca de 80 litros por metro cuadrado. El cielo estaba encapotado, pero no resultaba amenazante de camino a la ciudad.

Ya en Torrevieja, la cosa se torció. Apenas llovía ya, pero las construcciones inundables que había mostrado Dolón se habían desbordado. Todas. Incluso las que aparecieron en la foto con la inesperada visita de Mazón, que se hinchó a recorrer la Vega Baja pero no intervino en el Cecopi, y todos sabemos por qué. Pero ningún vídeo había alertado de la situación. Mi pareja no podía salir del barrio, que estaba aislado por el agua. Decidí apearme en la estación para esperar un taxi que me llevara a casa. 45 minutos. Cara de fastidio del taxista, muy amable, por otra parte. “Le llevo hasta donde pueda, porque hace un rato estaba cerrada hasta la carretera”, me advirtió. Me dejó cerca de casa y, cargado hasta arriba, vadeé la inundación con el agua por debajo de las rodillas. Llegué a casa. Me duché y me cambié. A salvo.

Valga todo este relato para un resumen final. Aunque mi vida no peligró en ningún momento, tendría que haber hecho caso de las alertas. Porque la meteorología no es una ciencia exacta y en cualquier momento, los fenómenos pueden rebelarse. Y porque, en esta ocasión, el exceso de celo de Aemet ha demostrado que cuando nos asustan con antelación, no hay víctimas mortales. Las únicas decisiones válidas para un político, y para algún empresario, pasan por estar atento hasta a lo que podría suceder en el peor de los casos. Y, vista la frecuencia con la que se repiten las danas, pese a lo que digan los negacionistas del cambio climático, la prioridad presupuestaria debería centrarse, en toda la Comunidad Valenciana, en perfeccionar en la medida de lo posible el control de las torrenteras, como hizo Alicante en su casco urbano, y en dejar de construir edificios junto a la costa que bloqueen la salida al mar. Nos va el futuro en ello.

 

@Faroimpostor

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