Los limites son ambiguos y no solo abarcan a Europa y América, también incluyen a Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. Y se acude además a una clasificación con sistemas de democracias liberales incluyendo Israel, Japón y Corea del Sur, lo que no se compagina con Cuba, Nicaragua o Venezuela carentes de regímenes democráticos asimilables. Por ello, el concepto Occidente se relaciona más con elementos culturales, mentalidades, formas de vida de la población europea y americana o predominio del cristianismo. Pero entonces ¿dónde queda Rusia?, ¿entra o no en Occidente? ¿Acaso Rusia no tiene una cultura que encaja en Occidente? Religión cristiana ortodoxa, formas culturales similares a europeos y americanos. Véase sino la historia de su literatura: Tolstoi o Pushkin, entre otros, pude compararse en calidad a Stendhal o Baudelaire. Sin embargo, la relación entre Rusia y el resto de Europa no ha sido de entendimiento desde hace varios siglos, e incluso ha tenido enemigos internos co0mo los tártaros o los bálticos. Las invasiones napoleónica y la de Alemania nazi en 1941, ha confirmado la convicción de que el resto de Europa ha querido controlarla y someterla desde el siglo XVII. Ya después de la II Guerra Mundial Stalin extendió su influencia a países del Este de Europa imponiendo el sistema comunista y manteniendo una dura competencia durante la Guerra Fría con EEUU convertido en el principal referente de Occidente hasta 1989 con la caída del muro y la desaparición de la URSS en 1991.
Puede alegarse que el territorio ruso se extiende también a zonas de Asia (Eurasia) donde su influencia se mantiene en países de historia y culturas diferentes que formaron parte de la URSS. Si embargo, la base sociológica de Rusia está enclavada mayoritariamente en Occidente si nos atenemos a su base cultural. Hubo un periodo a partir de la llegada al poder de Gorbachov y de la desaparición de la URSS en que se produjo un acercamiento a Europa con su propuesta de la “Casa Común” en 1995, que ya había sido anunciadas tímidamente por los últimos lideres de la URSS. Empezó en esa coyuntura a no ser vista la nueva Rusia como un peligro sino como una posible aliada. Los países hasta entonces controlados por regímenes comunistas dependientes del Kremlin fueron separándose de su tutela y acabaron integrándose en la Unión Europea. Pero los europeos no supieron, o no pudieron, consolidar esa posible alianza. La ampliación de la OTAN a zonas donde antes eran repúblicas populares dependientes de la URSS destapó la amenaza de Europa para marginar y someter a Rusia. El entonces dirigente Khrushchev había dispuesto los límites de República soviética ucraniana dentro de la URSS lanzando líneas aleatorias en un mapa en un tiempo en que el nacionalismo ucraniano no tenía visualización ni fuerza consistente. Y cuando Putin sustituye a Yeltsin, al principio se muestra partidario de la casa común pero en seguida adopta una posición de enfrentamiento contra Europa y anexionará Crimea en 2014 donde se concentraba la flota militar rusa y una población que se identificaba con Rusia.
Algunas de las zonas del Este de Ucrania (Donetsk y Lugansk) estaban vinculadas cultural y socialmente a Rusia y una parte de su población se consideraban rusos. La independencia política de Ucrania se concretó en 1991 no reconocida por Putin, y el nacionalismo ucraniano fue radicalizándose y distanciándose de Rusia que consideraba a Ucrania una parte esencial de la Rusia histórica. Después de los sucesos de protesta de la Plaza de Maidán en 2014 contra la intromisión rusa, el presidente ucraniano Poroshenko acusó a Rusia de apoderarse de la Historia de Ucrania. El gobierno ucraniano pidió ingresar en la UE y en la OTAN. Putin y su gobierno decidió invadir Ucrania y comenzó una guerra que dividió a Rusia de nuevo de la Unión Europa y EEUU, defensoras de Ucrania, proyectando la geopolítica de la guerra fría.
En los últimos tiempos la sociedad rusa ha experimentado un aumento de la tasa de fecundidad, la bajada de mortalidad infantil y la disminución del índice de alcoholismo. Hoy parece crecer una clase media que apoya las políticas de Putin y no se ha visto muy afectada por las restricciones económicas impuestas por Europa y EEUU. Se han mantenido las exportaciones del gas y petróleo ruso, especialmente a Alemania y Eslovaquia. Además han surgido movimientos políticos en Europa, todavía minoritarios pero creciendo con las posiciones de extrema derecha, que defienden a Putin como un líder defensor de los valores tradicionales de género, religión y familia. La presidencia de Trump ha dado un vuelco a la situación por su apuesta por Rusia, marginando a la UE, buscando que se desenganche de la alianza con China, principal competidor de EEUU.
Dentro de este panorama, ¿es posible plantearse la posibilidad de que Rusia se integre alguna vez en la Europa occidental, o es una utopía imposible a corto y medio plazo? Ahora parece imposible con la dispersión que impera en la UE sin una unidad política e ideológica consolidadas.
