ALICANTE. Essere, ésser, ser, término evolucionado desde la raíz indoirania AS, contiene la noción de existencia, la substancia del individuo, el hecho intransitivo puro. Apelar a la existencia es hacerlo a la conciencia básica de la humanidad. Y este ha sido el término que han elegido el pianista Carlos Izquierdo y la artista plástica Natalia Pérez Chazarra, especializada en libros de artista, para su proyecto conjunto Con motivo del "Piano Day" (Día internacional del piano), una celebración impulsada por el compositor alemán Nils Frahm que homenajea con distintos eventos a nivel mundial a este instrumento y a sus intérpretes, compositores, fabricantes y en especial a sus oyentes, que se celebra el día 88 del año, ya que es el número de teclas que tiene el piano.
El 29 de marzo presentarán en la Caja Negra de Las Cigarreras los productos de esta colaboración en las forma de dos objetos artísticos enlazados por un espíritu común, el libro de artista Essere y el álbum musical homónimo. El libro es una pieza de arte creada por la artista Natalia Pérez, especializada en el libro objeto como lenguaje plástico, conjugando en esta ocasión diversos materiales y técnicas como son el gofrado, planchas de grabado, madera, papel, teclas de piano, caja de música etc. El álbum musical es el cuarto en la carrera del compositor Carlos Izquierdo, con piezas para piano y cajita de música grabadas desde el interior de un piano para conseguir captar la arquitectura resonante del instrumento.
“No hemos concebido Essere como un fin, como un producto al que quisiéramos llegar, sino como un proceso que ha durado más de un año, y ha sido compartido. Nos hemos permitido mostrar el trabajo de cada uno a la otra persona y compartirlo, verbalizarlo, expresarlo”, nos comenta Carlos, como introducción a un pequeño juego que les hemos propuesto a ambos, en el que cada uno valora la aportación del otro al proyecto.
“Todo el trabajo de Natalia, aparte de en este libro, me parece maravilloso, algo muy inspirador, con mucha belleza y mucha poética. Por mi parte, cuando me refiero a las artes, siempre estoy pensando en términos musicales, pero ella trabaja muchísimas disciplinas, dentro del libro de artista. Eso me ha permitido traducir muchas de las cosas que ella tiene en cuenta, a un lenguaje musical. Por ejemplo, ella trabaja la textura, y yo para este disco lo he tenido en cuenta, trabajando con la textura del piano, cómo suena antes de que emita notas, cómo suena su mecánica, el roce de las piezas con el martillo, cómo suena cuando golpea la cuerda. Otra cosa que ha trabajado mucho Natalia, y que me ha inspirado a mí para grabar el disco, es la noción del espacio. Ha construido una pieza difícil de describir, pero que es un homenaje al piano, que casi es un templo y una catedral al piano, en forma reducida, que también me ha influido a la hora de grabar la pieza, a la hora de colocar los micrófonos, donde he buscado captar eso, esa construcción del piano, como una arquitectura resonante de los elementos que sostiene. Lo que me ha permitido Natalia es ser observador, y en ocasiones partícipe, de todo su proceso, y con eso permitirme sacar adelante una obra que de otra forma, no creo que hubiera sido posible. Hacía tres años que no grababa nada nuevo y esto ha sido el revulsivo que necesitaba para hacerlo”.