Recientemente, la noticia de que Microsoft se ha retirado de nuevos proyectos de centros de datos en Estados Unidos y Europa -con una capacidad estimada de 2 gigavatios de electricidad- ha generado debate. Hasta hace poco, se consideraba que el desarrollo de estos centros estaba en una fase inicial, impulsado principalmente por la demanda de inteligencia artificial y servicios en la nube. Sin embargo, este retroceso, atribuido a un exceso de oferta en infraestructura para IA, plantea dudas sobre la sostenibilidad de esta industria.
Quienes defienden la inversión en centros de datos destacan su papel crucial en la transformación digital. Con la adopción masiva de tecnologías como big data, IA y computación en la nube, contar con una infraestructura robusta permite a las empresas ofrecer servicios de mayor calidad, reducir tiempos de respuesta y ganar competitividad. La inversión planificada por Microsoft -más de 80.000 millones de dólares en infraestructura de IA- es una apuesta a largo plazo para consolidar su liderazgo digital.
Aunque algunos críticos señalan que los centros de datos no generan muchos empleos directos, sus defensores destacan su impacto en sectores complementarios como construcción, ingeniería, redes y tecnologías energéticas. Además, el auge de esta industria estimula el desarrollo económico y moderniza infraestructuras clave.
Innovación y sostenibilidad
Las nuevas generaciones de centros de datos están orientadas hacia la eficiencia energética, utilizando tecnologías de refrigeración líquida o híbrida. Esto optimiza el consumo de recursos, reduce la huella ambiental y maximiza la infraestructura existente. El uso de software avanzado para la gestión (DCIM) y la monitorización mediante IA también contribuye a hacerlos más sostenibles y rentables.
La decisión de Microsoft sugiere que la sobrecapacidad podría ser un problema creciente. Algunos analistas consideran que la pausa en la conversión de acuerdos (SOQ) indica que la demanda de servicios de IA no está creciendo al ritmo esperado. Esto podría resultar en una sobreinversión, generando presiones en los precios y afectando la rentabilidad futura.
Además, el consumo de recursos de los centros de datos es controvertido. Estas instalaciones requieren grandes cantidades de energía y agua. En países como España, donde la presión sobre el sistema eléctrico y la gestión del agua ya son preocupaciones relevantes, un crecimiento desmesurado podría agravar los problemas ambientales. Algunos informes destacan que los centros de datos pueden consumir la energía equivalente a la de miles de hogares.
Existen también dudas sobre el retorno de las inversiones en infraestructura de IA. El escepticismo entre inversores, junto con la aparición de tecnologías más baratas y eficientes -como la startup china DeepSeek-, plantea la posibilidad de que el modelo de negocio basado en construcciones masivas resulte insostenible. Si los avances en IA no generan beneficios tangibles a corto plazo, el panorama podría complicarse.
España: un destino clave para los centros de datos
Diversos informes colocan a España en una posición privilegiada como destino para estos proyectos, especialmente en regiones como Aragón y Madrid. Factores como la disponibilidad de energía a precios competitivos, el potencial en energías renovables y la conectividad excepcional -incluyendo enlaces submarinos- posicionan al país como un hub estratégico para el tráfico de datos en Europa. Proyectos anunciados por Amazon y Microsoft refuerzan el potencial de España como epicentro de servicios digitales.
Empresas españolas como ACS y Merlin Properties han apostado por el negocio de los centros de datos como parte de su estrategia de diversificación. Merlin ha destinado recursos significativos para construir campus en colaboración con gobiernos regionales, mientras ACS participa en grandes proyectos de construcción para clientes globales como Meta
Sin embargo, la incertidumbre creada por la retirada de Microsoft también puede afectar a estas empresas. Adaptarse a un escenario con menor crecimiento será crucial para mantener la rentabilidad.
Conclusión
El auge de los centros de datos representa una oportunidad clave para la transformación digital y el crecimiento económico. No obstante, también plantea interrogantes sobre su sostenibilidad, gestión de recursos y viabilidad a largo plazo. Las opiniones encontradas entre analistas y expertos evidencian que el potencial es innegable, pero que es necesario proceder con cautela para evitar una sobreconstrucción y garantizar que la inversión se traduzca en beneficios reales para la economía y la sociedad.
En el caso de España, las ventajas geoestratégicas y los proyectos ya en marcha ofrecen un horizonte prometedor. Sin embargo, las empresas involucradas deberán ser prudentes, diversificar riesgos y apostar por la eficiencia para adaptarse a un mercado que podría enfrentar ajustes significativos en los próximos años.
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