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El rearme de Alemania: las consecuencias

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Lenin dijo que hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas. Pues bien, esto es aplicable a Alemania. Durante décadas, el país alemán ha sido el más conservador del mundo en materia fiscal. Es el único que tiene un límite constitucional, el llamado freno a la deuda. Sin embargo, en los últimos días, el canciller entrante ha aprovechado el Parlamento saliente para debilitar el freno de la deuda y proponer un impulso masivo al gasto en infraestructuras y defensa. No es un acuerdo cerrado; hay que superar varios obstáculos, pero es muy probable que se apruebe y las cifras son considerables.

Mientras tanto, el Consejo Europeo ha propuesto un plan de préstamos de 150.000 millones de euros, y la Comisión tiene previsto suavizar las normas sobre déficit excesivo. Esto es especialmente importante para Italia y Francia, ya que están limitadas por los mercados financieros, que están preocupados por sus déficits existentes, a la vez que por el endeudamiento adicional.

Es en Alemania donde está la acción. Para un país de débil crecimiento y bajos tipos de interés, esta relajación fiscal podría suponer una gran diferencia. Los detalles son importantes. Desde que Rusia se anexionó Crimea en 2014, Europa en general y Alemania en particular han incrementado el gasto en defensa, que ya se acerca al objetivo de la OTAN del 2 % del PIB para el conjunto de la Unión Europea. Pero una gran parte del presupuesto de aprovisionamiento se destina al extranjero, principalmente a Estados Unidos.

Una vez que ha decidido que ya no puede contar con Estados Unidos como socio, Europa se propone actuar por su cuenta. Eso significa gastar en producción nacional, es una petición complicada. En la actualidad, el sector europeo de armamento está muy por debajo de sus posibilidades. Sea lo que sea el contrario de «curtido en mil batallas», sin duda se aplica a Europa. Europa carece de capacidad para construir drones, un ingrediente crucial de la guerra moderna. Tampoco fabrica misiles para defenderse de ellos. Vienen de Estados Unidos. Sin embargo, Alemania, en particular, tiene grandes capacidades en ingeniería y tecnología de hardware. Podría convertirse en un actor importante de la industria mundial de defensa.

¿Qué significa todo esto para la economía y los mercados? Aumentar el gasto en infraestructuras y defensa lleva tiempo y es muy fácil llegar a la conclusión de que el PIB alemán se verá poco afectado a corto plazo. Eso es incorrecto. Alemania se enfrenta a graves problemas estructurales, desde el fin del gas ruso a bajo coste hasta el colapso de la industria automovilística y la falta de demanda de China, un mercado clave. Los consumidores alemanes han respondido fomentando el ahorro y reduciendo lo que gastan. La perspectiva de una inyección fiscal sostenida debería aumentar la confianza de los consumidores y animarlos a comprar.

El paquete propuesto por el canciller entrante incluye también un recorte de la factura energética y una importante mejora de la flexibilidad del mercado laboral. Así pues, las perspectivas de la economía alemana han pasado del estancamiento al crecimiento sostenido. Incluso existe la perspectiva de una caída mucho mayor de los precios de la energía a medio plazo para Alemania y el resto de Europa, a medida que cambien los equilibrios entre la oferta y la demanda de gas natural.

El mercado de renta fija ha tomado nota con un gran salto en los rendimientos del bono alemán. Pero siguen siendo bajos, muy inferiores a los del Reino Unido y Estados Unidos. Y el mercado de valores está encantado.

¿Y los aranceles? Pues sí, son negativos. Pero habrá que ver hasta qué punto resultan ser un golpe severo.

Una economía más fuerte en la eurozona beneficiaría a sus principales socios comerciales, incluido el Reino Unido. Pero el endeudamiento adicional se suma a los grandes déficits del mundo desarrollado. En general, esto favorecería a la renta variable frente a la renta fija. Intentaba recordar cuándo fue la última vez que me sentí tan optimista sobre el crecimiento alemán... Fue en 1990, cuando se reunificó el país. El colapso de la Unión Soviética nos dio entonces un «dividendo de paz», pero la reaparición de Rusia como amenaza parece estar generando otro tipo de dividendo.

Steven Bell es economista jefe para Europa, Oriente Medio y África de Columbia Threadneedle Investments

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