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El Euríbor a 12 meses, muy cerca de tocar fondo

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El Euribor a 12 meses ha descendido modestamente esta semana situándose en 2,406% a 19 de marzo, fecha en la cual se ha producido una revisión a la baja de la previsión inicial de la inflación general de la eurozona, situada ahora en el 2,3%. Si bien este acercamiento al 2% será de gran alivio para el BCE, los riesgos geopolíticos y comerciales podrían dificultar la convergencia al nivel objetivo, tal y como indicó hace unas semanas Christine Lagarde.

A pesar de estas advertencias, existen varios factores que podrían impulsar aún más el proceso desinflacionista. El primero de ellos es la caída del crecimiento salarial en la eurozona en los últimos trimestres y que parece que podría continuar a lo largo del 2025. El segundo es la posibilidad de que Europa reanude parcialmente las importaciones de gas ruso, si se alcanza el acuerdo de paz en Ucrania. En una sesión informativa del pasado jueves, Putin declaró que si se produce un acuerdo energético rusoestadounidense, los gasoductos conectados a Europa podrían acabar restableciéndose.

Por su lado, la UE decidió posponer hace unas semanas la publicación de un informe sobre la reducción de la dependencia del gas ruso, pudiendo estar pasando este objetivo a un segundo plano, al menos temporalmente.

En tercer lugar, aunque los efectos netos de una guerra arancelaria con EE.UU. sobre la inflación son inciertos, ya que los aranceles son inflacionistas por naturaleza, cabría pensar que una reducción de las exportaciones también contribuiría al proceso desinflacionista en la eurozona dada la mayor oferta doméstica de productos. Por tanto, en un escenario en el que la inflación puede estar relativamente controlada, el BCE ha trasladado su atención al crecimiento económico, o más bien a la ausencia del mismo.

A la hora de determinar el número de recortes que llevará a cabo este año, el BCE deberá ponderar el impacto potencial de una guerra arancelaria y la aceleración económica que podría generar el aumento del gasto público europeo. En este sentido, el primero de ellos probablemente tendría un efecto más inmediato que el segundo, ya que el mayor gasto en infraestructura alemana y defensa europea se produciría gradualmente con el paso de los años. Por otro lado, hasta que no se asienten las restricciones comerciales transatlánticas, el BCE no sabrá cuánto podrían lastrar a la economía europea.

En cuanto a la relajación fiscal alemana, creemos que el optimismo en torno a ella podría ser un tanto desmedido. Es evidente que está impulsará a la economía germana, pero el impacto en la europea probablemente sería inferior dado el menor margen de relajación fiscal del que dispone el resto de estados miembro.

Asimismo, existe un riesgo de que el mayor gasto público desplace la inversión por parte del sector privado, y que las compras armamentísticas se hagan inicialmente a empresas fuera de la UE. Por ello, creemos que para sacar a Europa del estancamiento económico, el BCE no ha dado por finalizado el ciclo de recortes, si bien no estimamos que se produzcan más de dos en lo que queda de año. Por tanto, el Euríbor a 12 meses, tan estrechamente ligado a la evolución de los tipos, estaría muy cerca de tocar fondo.

Diego Barnuevo Artíñano es market analyst en Ebury

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