MADRID. La palabra pasional, tan de moda en el sector del automóvil, es la que mejor define al Mazda MX-5 y al que pocas pegas, por no decir ninguna, se le pueden poner para no recomendárselo a quien le gusten los coches y con carácter.
Mazda lo acaba de actualizar y seguramente lo que más importará a los aficionados a los biplaza descapotables es el cambio referido al motor 2.0 de gasolina.
Los ingenieros lo han modificado para que sea más rápido en la entrega de potencia y para que cumpla con la normativa de emisiones Euro 6d Temp, sin que se disparen el consumo o las emisiones.
Aunque sigue siendo atmosférico, ha ganado 24 CV y ha pasado de 160 a 184 CV. El 2.0 Skyactiv-G también ha ganado en par máximo, que ha subido de 200 Nm (a 6.800 rpm) a 205 Nm a 7.500 rpm.
Si cuando probamos la motorización de 160 CV dijimos que nos había gustado mucho, con la fuerza adicional que ha recibido ahora todavía encadila más y más rápidamente.
¿Y estas mejoras cómo las percibe el conductor? Pues lo primero que se aprecia es que la respuesta cuando se pisa el acelerador es más inmediata que con el 2.0 de 160 CV y menos brusca.
Esto es posible porque se ha acortado la geometría de los puertos de admisión y se han modificado las válvulas y la mariposa (de mayor diámetro), al tiempo que se ha montado un colector de admisión más grande y aerodinámico, entre otras modificaciones técnicas.
Todo ello conlleva una reducción de las pérdidas de bombeo del 30% y una sonoridad más clara del motor, sin que moleste cuando se circula descapotado.
Como decíamos la entrega de potencia es lineal, lo que se puede cambiar con facilidad jugando con la transmisión manual de seis velocidades que monta la unidad probada.