VALÈNCIA. La periodista valenciana Mayte Aparisi se estrena como escritora con Los ruidos de la noche (Ed. La Cala Books) en el que novela la historia real de una familia libanesa que huyó a Argentina a principios del siglo XX y acabó recalando en Valencia.
— ¿Qué tipo de novela es Los ruidos de la noche’
—Es una novela coral basada en hechos reales. Un relato que hilvana la memoria oral de tres mujeres, concretamente los recuerdos de su vida y la de sus antepasados. Todos ellos recogidos a lo largo de más de 70 horas de entrevistas durante el primer año de trabajo. Los ruidos de la noche es el resultado de un trabajo de doce años, que son los que ha durado el proceso de escritura. Y gracias a la generosidad de la familia C., y a haber compartido conmigo sus recuerdos y su vida, he podido escribir sobre cien años de la historia de Argentina.
— ¿Pero no habrá estado escribiendo durante doce años…?
— Obviamente no. Pero durante el proceso de escritura de una novela, como es fácil de imaginar, son muchas las horas dedicadas a escribir pero también son muchas las horas dedicadas a resolver atascos creativos, a quitar los palos en las ruedas que van apareciendo, a darle ritmo a las situaciones, a esperar a que se te ocurra cómo seguir el relato… En mi caso comencé a trabajar en esta novela en 2010, con mucha intensidad. Durante el primer año pude dedicarle más de siete horas al día. Los siguientes años escribía con mucha menor intensidad, y así hasta el 2015. Ese año, tras escuchar los consejos de una agencia literaria y no saber cómo ejecutarlos, decidí cerrarla para dedicarme a leer, leer y solo leer. Llegué a odiar la novela. Me superaba. Y en 2018 retomé la que ha sido mi última versión, la que ha llegado a la editorial, y que yo finalicé en 2020.
— ¿Supongo que muchos le preguntarán porqué una valenciana escribe de Argentina y el motivo de hacerlo?
— La verdad es que sí. Me lo preguntan tanto los valencianos como los argentinos. Todo comenzó en una cena en València en 2009. Éramos cuatro personas y una de ellas era Marta R. en la novela. Aquella noche Marta (cuyo nombre completo es Marta Gisela y que se la conoce como Gisela) nos habló de su infancia en Argentina y también de sus bisabuelos libaneses, que habían emigrado en 1880 a Argentina desde Beirut. Esa noche Marta nos contó el enigma de la familia que seguía sin ser resuelto. Todos seguían -y siguen- preguntándose por qué el abuelo Gabriel, que en Beirut era un buen calafate —carpintero de barcos— al llegar a Buenos Aires (1880) decide cambiar de oficio y emprender uno nuevo, tremendamente singular, que prefiero no desvelar aquí. Marta R. también nos contó que el abuelo consiguió levantar una de las principales industrias de esa especialidad en latinoamérica. Y también que sus preciados productos habían acabado en manos de los principales mandatarios del país: Evita, Juan Domingo Perón, Pedro Eugenio Aramburu... y de muchos otros políticos y empresarios.
a medida que yo avanzaba en la escritura, la novela iba cobrando vida propia. Y el texto era imposible ajustarlo a la limitación de caracteres de la editorial
— ¿Y ahí empieza todo…?
— Justo por esas mismas fechas, la editora Anna Grau de la editorial Casals me propuso participar en uno de los sellos de la colección llamado Bambú Vivencias. El requisito era que la historia tenía que ser verídica, los nombres reales y para un público juvenil. Y ocurrió que a la historia contada por Gisela y a la propuesta de la editora se unió una tragedia en mi familia la cual me llevó a disponer de mucho tiempo libre durante todo un año. Y ese año, 2010, fue el año en que prácticamente toda mi energía se la llevó la novela. Y ahí sí comenzó todo. Pero a medida que yo avanzaba en la escritura, la novela iba cobrando vida propia. Y el texto era imposible ajustarlo a la limitación de caracteres de la editorial así que tuve que decidir entre tener editorial o tener novela, y aposté por la novela. Dejé que siguiera creciendo y así hasta doce años después y sus casi 300 páginas.
— ¿ Y qué cuenta a lo largo de esas 300 páginas?
—Al principio estaba convencida de estar contando la vida de una familia argentina de origen libanés maronita (católica), puesto que recojo los recuerdos de tres mujeres y cuatro generaciones. Pero como sus recuerdos iban entremezclándose con la historia del país, al finalizarla caí en la cuenta de que había escrito sobre cien años de la historia de Argentina. Puesto que a través del día a día de la familia íbamos a conocer los hechos más relevantes de ese país durante el siglo XX, desde 1880-1985. Unos hechos de los que la familia será testigo unas veces conscientemente y otra de manera inconsciente.