ALICANTE. La llamada ordenanza del ruido, que se actualizó en el último tramo del pasado mandato en sustitución del texto aprobado en 1991, no solo no agrada al sector del ocio y la restauración, representado por la asociación Alroa entre los negocios del Centro de Alicante. Los cambios introducidos en esa normativa tampoco acaban de satisfacer las demandas de los residentes del Centro Tradicional y del Casco Antiguo: dos de los barrios en los que se concentra la mayor parte de las quejas por las molestias que asocian a los desmanes en el funcionamiento de esos establecimientos. Tanto es así que los dos colectivos de residentes también han registrado sus propios paquetes de alegaciones con el propósito de forzar la introducción de modificaciones que consideran susceptibles de evitar esos problemas para el descanso vecinal.
En buena lógica, a diferencia de las registradas por Alroa, en esas objeciones no solicitan la nulidad de la ordenanza en base a defectos de procedimiento o que generarían indefensión, sino que plantean rectificaciones o la incorporación de medidas adicionales que, fundamentalmente, permitan reforzar el control sobre la actividad de los pubs. De hecho, entre sus principales propuestas plantean que se descarte la concesión de permisos para instalar terrazas (veladores) a los locales de ocio. Y, además, solicitan una reducción de sus horarios, de modo que los restaurantes que cuenten con autorización para situar mesas y sillas en el espacio público las retiren a las 0:30 horas, a semejanza de lo que -según sostienen- sucede en otras ciudades de carácter turístico, entre las que citan a Murcia o Madrid.
Además, reclaman que se instaure un mayor control sobre las licencias de actividad, de modo que no pueda eludirse las consecuencias que conlleve la sanción impuesta al titular de un determinado negocio con un simple traspaso del permiso a un tercero. Es decir, que se procure que la carga que supondría la prohibición de instalar un velador, por ejemplo, se mantenga en el supuesto de que la licencia quede en manos de un nuevo empresario hostelero. Así, se evitaría el fraude que, según aseguran representantes vecinales, estaría registrándose en la actualidad para esquivar las restricciones impuestas.
Por partes. En primer término, la Asociación de Vecinos del Centro Tradicional propone que se incorpore a la ordenanza un artículo o declaración expresa en la que se haga constar que los Servicios Jurídicos Municipales apoyarán a los vecinos y residentes en el cumplimiento de las previsiones recogidas en la propia normativa, de modo que no se repitan supuestos como los registrados hasta ahora, en los que el Ayuntamiento se ha opuesto a las demandas por vulneración de derechos fundamentales por el conflicto del ruido presentados por la asociación o por vecinos a título particular.
En segundo lugar, el colectivo demanda la creación de una oficina o unidad específica del ruido en la que se puedan formular las quejas, observaciones o reclamaciones de forma centralizada, sin complicaciones burocráticas por competencias divididas entre distintos departamentos municipales. Además, demanda que se dote a esa oficina o unidad del personal y de los dispositivos adecuados para cumplir esa función, ya sea con la dotación de agentes de Policía Local o de equipos de medición de ruido.
Como tercera alegación, apuntan la necesidad de que la ordenanza del ruido sea compatible y no contradictoria con otras normativas municipales como la ordenanza de actividades de finalidad diversa o la ordenanza de ocupación de vía pública. Y a ello añaden que se elimine la exigencia de demostrar que se superan determinados registros por encima de los 40 decibelios en el interior de las viviendas.
Al tiempo, en cuarto lugar, reclaman que se delimite de forma clara las zonas de servidumbre acústica para que no pueda proliferar la actividad de los locales de hostelería y ocio por falta de determinación. En quinta posición, aluden a la necesidad de reducción de los horarios de funcionamiento de las terrazas, para que se acuerde su retirada a las doce de la noche en invierno y a las 0:30 horas en verano sin excepciones ni autorizaciones especiales por festivos, por ejemplo, en lugar de las 2:30 horas que se autoriza en la actualidad, según remarcan. Máxime, según señalan, cuando en realidad la ordenanza viene a amparar una ampliación en el horario de su instalación, en tanto que, según sostiene, permiten que su funcionamiento desde las 8:00 horas en lugar de desde las 9:00.
Solicitan una oficina o unidad específica sobre el ruido para centralizar las quejas o sugerencias y que se le dote de personal y medios
Como sexta alegación, el colectivo de residentes del Centro Tradicional plantea que se delimiten "espacios físicamente saturados" como los que, según se apunta, ya existen en otros municipios, al margen de la fórmula de la Zona Acústica Saturada (ZAS), para determinados ámbitos en los que ya concurriría una elevada concentración de locales y de veladores. En este sentido, se reclama que se apueste por una ordenación específica para esas zonas como sucede con los planes de ordenación de veladores acordados para determinadas ubicaciones. Además, plantean que no se autorice la disposición de los veladores en el espacio central de las calles con el fin de garantizar la movilidad peatonal.
En séptimo término, plantean el incremento del control sobre las licencias para evitar la práctica ya citada del traspaso de permisos de actividad para eludir una posible sanción. En octavo lugar, plantean que se prohíba la instalación de cualquier aparato emisor de ruido en la vía pública "salvo los que pudiesen ser instalados en las situadas en el interior" de locales comerciales "cuando los niveles de ruido transmitidos no sobrepasen los establecidos en la normativa en materia de protección acústica y ambiental".