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en alcoy reparten hasta 90 compras en un día con prioridad a ancianos y familias con niños

Mercados al pie del cañón: pedidos apilados en los bares mientras el servicio a domicilio se duplica

  • Uno de los puestos de charcutería del Mercat de Sant Roc, en Alcoy

ALCOY. El encanto que supone ir a hacer la compra a un mercado tradicional, con el deleite de pasearse sin prisa por cada una de las paradas de comida, escogiendo el género, también se ha visto sacudido por la emergencia sanitaria. Y no solo por esa premura que fuerza a regresar pronto a casa para seguir cumpliendo con la cuarentena. El Mercat de Sant Roc es uno de los referentes en Alcoy, que abastece principalmente al barrio del Ensanche, y del que se tiene constancia desde 1954, y constituido como sociedad en 1998. Dos años antes de que la superficie introdujera el servicio a domicilio, como explica su presidente, Carlos Aracil. Una alternativa a la compra in situ que suma en su base de datos a cerca de 300 clientes, y que se ha duplicado en estas semanas que llevamos de cuarentena, teniendo en cuenta, sobre todo, que las grandes superficies, en su mayoría, han dejado de prestar este servicio de momento. "La prioridad en el transporte a domicilio es para la gente mayor, sean o no clientes, y después las familias con niños", explica. Incluso usuarios derivados desde el departamento municipal de servicios sociales. Es martes y ya suman 43 pedidos a casa. "Es raro tener tantos en este día de la semana". De hecho, el presidente del centro de abastecimiento anima a los clientes que puedan a ir a hacer la compra entre el lunes y el jueves, "para evitar que se acumule todo de cara al fin de semana", aunque es cierto que el mercado -que antes se quedaba abierto a mediodía los viernes, por ejemplo- ha restringido su horario. 

Los dos bares están cerrados; se han habilitado como almacén de las cajas de los repartos -no hay suficientes, explica el mercado-, que salen en dos y hasta cuatro furgones a su destino. El Mercat de Sant Roc lo componen hasta 60 puestos. "Los propios comerciantes reparten con su propio coche, o van incluso caminando, si hace falta", explica Aracil. "La idea es mantener un esfuerzo contenido", reconoce, más que un servicio "a la carta" como surgió en origen. Onia Carpio, encargada responsable del mercado alcoyano, explica que se han marcado un máximo de "noventa pedidos", entre los que entran por teléfono y web, al día en esta situación de urgencia, que no es poco. En el momento de este reportaje, llevaban 117 comandas en tres días. El proceso es el siguiente: los pedidos que entran antes del mediodía, son para el día siguiente, mientras que los que se recogen después son a dos días vista. "La media es que una persona mayor de sesenta años venga cada día, o cada dos, a por la compra; de 45 a 55 suelen hacer compra semanal. Ahora, es el doble", asegura Tania Peinado, vicepresidenta del mercado. "El primer viernes, cuando saltó la alarma, sí estaba más nerviosa, había mucha cola, con la inquietud de salir a la calle". Entre las medidas -junto a las mascarillas y el gel hidroalcohólico de rigor-, precisamente para evitar aglomeraciones, está la de habilitar solo una puerta de entrada a la superficie -por la calle Espronceda, donde, por cierto, el quiosco de Antonio Tirado sigue vendiendo la prensa los sábados, a pesar del mal tiempo, además de incluirla en algún servicio a domicilio-, dejando los otros dos accesos exclusivamente para salidas, y sin recurrir a un control exhaustivo del aforo, de hasta 440 personas, "por las dimensiones" del espacio. "Con todo, no es una gran superficie, ahora podemos decir que hay un ambiente más tranquilo", asegura Aracil. Lo que sí se han reforzado han sido los servicios de limpieza, la seguridad -dos guardas alternos-, y las líneas que marcan la distancia con el mostrador, algo que suele ser habitual en un mercado de este tipo, ahora también entre cliente y cliente. Y guantes para ellos, pero solo en el supermercado. "Aquí lo importante es que no toquen el género, por eso no les damos la opción en el resto de puestos", concreta Aracil. "¿Si nos vamos a forrar? La idea no es esa, estamos abiertos porque hay que dar servicio, pero muchas paradas preferirían cerrar, te lo aseguro", confiesa.

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