ALICANTE. El nombre de Daikichi tiene mucho que ver con la celebración de la Nochevieja, la más esperada del reino nipón, procede de uno de esos omijuki o papelitos de la suerte que los japoneses van a recoger al templo en vísperas de año nuevo. En este caso, Meng, dueño del local, se llevó el gordo, porque Daikichi es la mejor de todas la suertes, ‘la gran fortuna’. Y así quiso apodar a su restaurante que proféticamente en solo tres años se ha convertido en la mejor referencia japonesa de Alicante.
Como homenaje a su nombre, este día, el restaurante se prepara para la mejor de sus cenas, en las que no faltarán las acostumbradas 108 campanadas, los soba (unos fideos de harina de alforfón que simbolizan “el deseo de pasar el año de manera fina y larga”) y los platos kaiseki. “De ‘kai’ (abrazar algo en tu pecho) y ‘seki’ (piedra) se deriva el nombre de la cocina que dicen inventó un monje que cuando tenía hambre y nada que comer, ponía una piedra caliente en la boca de su estómago y eso le hacía sentir muy bien”, me cuenta Meng. Con los kaiseki, se trata de reproducir esta sensación de bienestar usando sólo productos originales y de temporada que hacen recordar la infancia y crear ese impacto emocional a los muchos japoneses que acuden esa noche a Daikichi.
Pero la tradición japonesa para la noche vieja que más me gusta, y siguen escrupulosamente todos los japoneses sin excepción (también en Daikichi), es la de la ‘gran limpieza’, limpiar exhaustivamente todos los rincones de tu casa y de tu vida, resolver las deudas sin pagar, las cosas sin decir… Todo eso que hace que una comience el año bien limpita, habiendo creado espacio para que entre todo lo nuevo y bueno que deseamos. ¡Tenedlo en cuenta antes de las campanadas!