ORIHUELA. El 12 de septiembre de 2019, las intensas lluvias provocadas por una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) y las avenidas de agua por las ramblas anegaron el polígono industrial Puente Alto de Orihuela. Cientos de personas se vieron obligadas a desalojar las instalaciones. Seis meses después se producía otro "desalojo". De nuevo un polígono vacío de trabajadoras y trabajadores y la persiana echada de las empresas. En esta ocasión, la razón y los medios son distintos, pero las consecuencias son las mismas. En seis meses el enclave industrial sufre el impacto de dos escenarios de emergencia: el primero ante unas inundaciones y un segundo por la pandemia del coronavirus. 

Con las inundaciones de septiembre, las trabajadoras y trabajadores precisaron ser rescatados por los cuerpos de emergencia. La comarca se anegaba de agua. Las empresas del polígono oriolano quedaban arrasadas, donde se alcancó más de un metro de agua. Las pérdidas materiales fueron cuantiosas. Una semana después, los primeros cálculos de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) cifró en 600 los puestos de trabajo perdidos en el polígono Puente Alto.  

A finales de enero todavía quedaban algunos rastros que dejó la DANA. Cañas, maderas y mobiliario amontonado. También había empresas que estaba ultimando la instalación de planchas de hormigón a la entrada de sus instalaciones como medida de protección ante próximas emergencias climáticas que provoquen el cierre de sus naves y el parón de la producción. Unos muros que no detienen la emergencia, esta de naturaleza sanitaria, que está sucumbiendo a todo el territorio nacional. 

El estado de alarma decretado por el gobierno central y las medidas adoptadas para evitar la propagación de la pandemia de la Covid-19 han provocado el cierre del 80% de las cien empresas radicadas en el polígono Puente Alto. Solo mantienen su actividad, ni siquiera a pleno rendimiento, aquellas empresas que se dediquen a la producción de bienes de primera necesidad. Este duro golpe a las empresas llega cuando algunas todavía no se han recuperado de las consecuencias de las inundaciones, cuando otras, aquellas que registraron pérdidas de más de 120.000 euros, tampoco han cobrado lo que les corresponde del consorcio de seguros.