AlicantePlaza

segunda jornada de declaraciones de los acusados

Juicio al PGOU de 'Brugal': de la verdad y el diccionario de Castedo a la hora de Salvetti

  • La exalcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, en la primera sesión del juicio. Foto: EFE / MORELL

ALICANTE. La exalcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, monopolizó, este miércoles, prácticamente el 100% de la segunda jornada de declaraciones en el juicio por el supuesto amaño del Plan General, investigado en el marco del caso Brugal. Respondió a las preguntas del fiscal Anticorrupción, Felipe Briones, durante más de una hora y cuarto. Tenía ganas de hacerlo en juicio, "después de 12 años" de investigación, de publicación de noticias sobre el contenido del sumario y de declaraciones previas, como la que tuvo que afrontar ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJCV) por su condición de aforada (fue elegida diputada autonómica en 2011).

Lo cierto es que sus explicaciones aportaron pocos elementos nuevos respecto a las que habían ofrecido el empresario Enrique Ortiz y el exalcalde Luis Díaz Alperi 24 horas antes. Como ellos, Castedo también lo negó todo: no facilitó información privilegiada a Ortiz, ni le procuró un trato preferente en el planeamiento urbanístico de la ciudad durante su fase de redacción. "No le concedí nada ilegal y tampoco nada legal", enfatizó. Así, explicó que el 80% de las alegaciones que las empresas de Ortiz habían presentado durante su etapa como máxima autoridad municipal habían sido desestimadas "y aquí parece que Ortiz era el rey", añadió. 

Y, como Díaz Alperi, también negó que hubiese recibido regalos por parte de Ortiz. Explicó que las estancias en Andorra de 2008 y 2009 los pagó ella "en metálico" sin llegar a recordar la procedencia del dinero, después de que Briones le señalase que en los días previos a su reserva no se habían registrado extracciones de sus cuentas bancarias. Castedo solo dijo que podía tener dinero en su domicilio, en ahorros o en depósito por la lotería de su hoguera, porque el coste de esos viajes no era una cantidad muy elevada. Eso sí, admitió que sí había viajado en el yate de Ortiz a Ibiza en el verano de 2018 como invitada, aunque ella pagaba sus gastos "cuando salíamos fuera a comer", por ejemplo.

También negó que ella recibiese un vehículo modelo Mini Cooper como presunta prebenda a través de Julia Castelló, una amiga personal que había sido trabajadora de las empresas de Ortiz y que solía cuidar de su hija (la de Castedo).

Sí reconoció que había contactado con Ortiz, como con otros empresarios, para que contratase a personas que le pedían ayuda, pero apuntó que esas contrataciones se hacían a través de la "bolsa de empleo" de la Agencia de Desarrollo y que, de algún modo, estaban reguladas. Además, dijo que cuando contactaba con Ortiz para que emplease a alguien no lo hacia a cambio de facilitarle información sobre el planeamiento ni nada parecido. Y sí admitió que mantenía una relación familiar, de amistad cordial con el constructor que se intensificó cuando llegó a la Alcaldía.

Hasta ahí, no se salió del guion que resultaba predecible. Sin embargo, por momentos sí llegó a sorprender por la vehemencia de sus respuestas ante Briones. La exalcaldesa siguió el ejemplo de Ortiz y también avisó de que no iba a contestar a preguntas relacionadas con las conversaciones grabadas por los investigadores. Pero, finalmente, también acabó respondiendo a algunas de esas cuestiones. Como ella dijo, lo hizo para aportar "la verdad que todos buscamos" sobre los hechos investigados. Al menos, no escatimó en detalles ni en rifirrafes con el fiscal para ofrecer la que hasta el momento de la sentencia sigue siendo su propia versión de esa verdad. 

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo