Pedro Sánchez vislumbra desde el helicóptero un horizonte impreciso. La bruma y la lluvia no le deja ver el final hasta que se adentra al mar. Ximo Puig, a ras de agua, siente el punzón del miedo y el sufrimiento de los familiares de los ahogados que le miran a los ojos. Isabel Bonig arrastra a Pablo Casado a Ontinyent y el madrileño siente que no es tiempo ni lugar para ninguna pesca. Mónica Oltra se hunde devastada en la bocana de Dénia. Pablo Iglesias no logra ni quiere saber salir de la isla solipsista de su círculo platónico. Albert Rivera y Toni Cantó ha perdido el guión. Cualquier relato. Santiago Abascal es un trazo abstracto y no la patria, que es la vida. Escucho a un enfadado y dolido Iñaki Gabilondo asegurándole a Javier Del Pino que el gran fracaso de los políticos españoles es que hablan de sus cosas mientras se olvidan de lo fundamental. Nosotros. Todo el mundo desea recuperar la normalidad. Volver a casa. Aunque ya no exista. Cordura en la fatalidad. Su Majestad el Rey Felipe VI convoca a consultas. Sobrevuela la voz de José Sacristán. Quizás la civilización sea esto.
Los amantes de Módena eran dos hombres. Si hay algo que nos enseñan los desastres de una naturaleza extraviada en el cambio climático es que la ciudadanía sigue siendo esencialmente buena. Que el Estado todavía funciona. Como un tiro, las fuerzas de seguridad, protección civil y el voluntariado. Que la base de todo son los alcaldes y las diputaciones y que los medios de comunicación son imprescindibles y necesarios. Que la entrega de Josep María Ángel, Director de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuestas a las Emergencias de la Generalitat Valenciana, es tan discreta como inagotable. Que À Punt ha estado magnífica, en especial Les Notícies del Matí, acercándonos nuestra actualidad con seriedad y prudencia. “Las cañas se usaban para las tomateras”. “Todo pasa por Dolores”. “El silenci del Xúquer amaga una catifa de canyes”, “collons, Alcalalí”. Frases para la posteridad. Gracias a todos los profesionales. Demos gracias a dios. Saldremos de ésta juntos. Seguro.
Luis Barcala ha perdido la oportunidad de elevar a la ciudad de Alicante como capital institucional de la provincia. Su desaparación en la catástrofe ha sido insultante, clamorosa. Su camarín de monjas levitantes y profetas nigromantes lograron desviar un tren de descarga hacia Santa Pola. El conjuro falló la madrugada del viernes. Los relámpagos quizás despertaron a Mireia Mollà que tampoco está ni se le espera. Paco Sanguino, orgulloso del civismo activo de sus vecinos y alarmado por el abstencionismo del alcalde, se vuelca en la red. La maquinaria pesada, el fango burocrático del equipo popular, el barcalismo, que casi hace imposible el inicio, mañana, de la Semana de Movilidad. El líder de la oposición socialista, recogiendo el sentir de Xavi López de Podem y el Compromís del Natxo Bellido insta a Vicent Marzà a la declaración de Bien de Interés Cultural del Teatro Principal y el cine Ideal como BIC. Un guardaespaldas guapísimo no le avisa a Letizia Ortiz que se iba a enfrentar a otro escalón. Eso es todo. Los colgantes de las mochilas de Leonor y Sofía marcan tendencia. Mañana el president, dios mediante, se ve con la ministra Montero. La financiación. Roguemos al señor.