ALICANTE. Naomi Boscán es venezolana, de Maracaibo, periodista de profesión, y ha encontrado en Elche no solo un nuevo lugar donde vivir, sino una segunda oportunidad para reinventarse y emprender. Su historia personal es también la historia de decenas de personas que, como ella, participan en la Escuela de Emprendimiento Vital, una iniciativa impulsada por Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante y Genion para transformar vidas desde la base. El espacio de 'coworking' Wao, en pleno centro de Alicante, es el lugar que acoge esta iniciativa que pretende convertirse en un proyecto de largo recorrido. 

Boscán llegó a España hace cuatro años acompañada por su esposo, también periodista y profesor universitario, y por su hijo trastorno del espectro autista. En su país natal, trabajó como periodista institucional en un organismo adscrito a la vicepresidencia de la República. Vivió de cerca, explica, la censura, la presión política y la "progresiva descomposición" económica y social del país. "Nuestro salario era de seis euros al mes. Nos daban una bolsa de comida. Así teníamos que vivir". Esa realidad, sumada al señalamiento de discrepar del sistema y "las diferencias enormes entre ricos y pobres, la clase media ha desaparecido", les llevó a abandonar Venezuela.

Instalada en Elche, Naomi ha econtrado apoyo en Cáritas, donde actualmente trabaja como dependienta en la tienda de Moda Re-, un proyecto de economía circular que, según sus palabras, "da una segunda oportunidad a las prendas y una segunda oportunidad a las personas". Este empleo le permite integrarse, formarse y reconectar con su autoestima y capacidades. Pero también ha encendido una chispa de ilusión por algo más: el emprendimiento.

Naomi Boscán es una de las participantes de la Escuela de Emprendimiento Vital, un proyecto que ha descrito como "vital en todos los sentidos. Nos están dotando de herramientas prácticas, de claridad para transformar una idea en modelo de negocio, y sobre todo, de confianza para emprender como inmigrante y como mujer", afirma. Agradece profundamente el enfoque humano y realista del programa, que le ha ayudado a aterrizar sus ideas, analizar su viabilidad y mantenerse flexible.

En el proceso, ha explorado distintas ideas: desde los amigurumis -muñecos japoneses tejidos que aprendió a hacer viendo vídeos en YouTube durante momentos de angustia-, hasta la fabricación de velas aromáticas, pasando por el sueño de crear un centro de bienestar. "Aquí me enseñaron que hay que saber pivotar. Si una idea no funciona, hay que ir a otra. Lo importante es no ser rígido".

Su historia personal, de resiliencia, migración y reinvención, es el reflejo del tipo de vida que la Escuela de Emprendimiento Vital pretende apoyar.

Una escuela para transformar vidas desde la raíz

La Escuela de Emprendimiento Vital es una nueva apuesta de Cáritas con el acompañamiento metodológico de la cooperativa Genion y el espacio de coworking Wao. En palabras de Víctor Mellado, director de Cáritas Diocesana Alicante, "la gente viene a Cáritas muchas veces en situación desesperante, pero lo que quiere, en el fondo, es salir adelante por sus propios medios".

Durante años, la entidad ha trabajado en programas de orientación y formación laboral, gestión de agencia de colocación e incluso con empresas de inserción como Retextil. Pero notaban una carencia: el autoempleo como salida para muchos de los perfiles que atienden. La escuela llega a cubrir ese vacío.

El proyecto ha arrancado con una convocatoria inicial de 30 personas, de las cuales 15 pasarán a una fase intensiva de mentorización y acompañamiento, con el objetivo de activar al menos 10 proyectos de emprendimiento viables que recibirán becas en Wao coworking y acceso a redes de colaboración local. Sin embargo, el foco no está en la cifra. "No vamos a centrarnos en cuántas empresas salen, sino en las personas", aclara Esther Navarro, cofundadora y Brand Manager de Genion.

La metodología, basada en cinco fases, comienza con una exploración del perfil emprendedor, continúa con la adquisición de herramientas (marketing, finanzas, aspectos legales), y avanza hacia la construcción del modelo de negocio. Finalmente, se ofrece un proceso de mentorización individualizada y la posibilidad de integrarse en el ecosistema emprendedor local a través de becas para espacios de trabajo compartido.

"Partimos de la vida de cada persona, de su mochila vital. Muchos de ellos son profesionales con mucha experiencia y formación en sus países, pero aquí se enfrentan a barreras nuevas", señala Navarro. Por ello, uno de los elementos clave es adaptar los contenidos legales a las realidades de quienes están en proceso de regularización, algo que no se contempla en otras escuelas convencionales.

Comunidad como clave del éxito

Uno de los pilares fundamentales del programa es la creación de comunidad. "Las personas no salen adelante solo por hacer un curso o recibir orientación. Salen cuando recuperan sus redes de apoyo", afirmaron desde Cáritas. En muchos casos el proceso migratorio ha implicado la pérdida total de esas redes, generando además un impacto en la salud mental.

El objetivo de la escuela es crear una red de personas que se apoyen mutuamente en el camino del emprendimiento, generando una comunidad con fuerte arraigo humano. "Emprender es durísimo. Pero emprender con todas las barreras que enfrentan estas personas lo es todavía más. Por eso, la comunidad es esencial", recalcó Navarro.

Además, el programa no finaliza con el cierre de la formación. Cáritas pretende seguir acompañando a cada persona más allá de las fases formales del proyecto, igual que lo hace en otros programas de empleo. "Es fundamental sostenerles en ese primer año, que es donde muchas veces viene el fracaso", apuntan desde la organización.

La Escuela de Emprendimiento Vital cuenta con el respaldo financiero de la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat Valenciana, que ha incluido el proyecto dentro de sus líneas de fomento del ecosistema emprendedor.

Diversidad de perfiles y riqueza colectiva

El perfil de las personas que participan es muy diverso: aproximadamente el 60% son mujeres y muchos tienen estudios universitarios. Algunos vienen de haber tenido negocios en sus países, otros han trabajado en el campo o en la hostelería. Llevan entre uno y tres años en España y provienen de distintos países y credos. Esta diversidad es vista como una riqueza. "Va a haber intercambio de conocimientos, experiencias. Todo eso va a enriquecer la escuela", explican los organizadores.

El programa no busca que todos emprendan, sino que quienes tengan el perfil y la motivación, lo hagan con conocimiento, apoyo y realismo. Como dijo uno de los responsables. "No creo que cualquiera que haga un curso tenga que emprender. Tiene que hacerlo quien realmente esté preparado y lo desee".

Mientras tanto, Naomi Boscán sigue explorando ideas en su tren diario. A veces piensa en velas, otras en tejidos, otras en un pequeño espacio de bienestar. Lo importante es que ahora empieza a conocer las herramientas y, sobre todo, a ejercitar confianza y redes de apoyo. "Este programa es vital, como su nombre lo indica. Me ayuda a aterrizar, a darle sentido a todos estos años de vida".

Contra los bulos y el racismo

A preguntas de este medio sobre la creciente difusión de bulos y discurso de odio sobre personas migrantes que llegan al país - como los que provocaron los disturbios racistas en Torre-Pacheco recientemente-, desde Cáritas, han señalado que son asuntos complejos y preocupantes, y que las redes sociales, aunque tienen aspectos positivos, también han amplificado sus efectos negativos. El estigma, dijeron, "no afecta solo a personas migrantes, sino también a personas sin hogar y a otros colectivos en situación de exclusión".

"Lo más fácil siempre es estigmatizar y ver que el migrante es el que roba, es el que pega o el que delinque. También hay españoles y europeos que lo hacen. Criminalizar colectivos está fuera de lugar". Cáritas defiende el respeto a la persona como eje central de su trabajo. Denuncian el uso de populismos radicales que estigmatizan grupos vulnerables y reclaman una mirada más empática hacia las personas, atendiendo no solo su situación visible, sino también su historia, sus circunstancias y "la mochila que llevan. Son personas que lo que necesitan es más una mano y una ayuda que alguien que encima les coloque más losas encima".