Opinión

Fogueres

FOGUERES 2025

Pedro Luis, tu pólvora sonaba diferente

Publicado: 24/06/2025 ·06:00
Actualizado: 24/06/2025 · 06:00
  • Pedro Luis Sirvent

Hay personas que dejan huella no solo por lo que hacen, sino por cómo lo hacen. Pedro Luis Sirvent fue una de esas personas. Quienes tuvimos la suerte de conocerlo sabemos que no se puede hablar de él sin emocionarse, sin sonreír, sin recordar alguna locura, alguna carcajada, algún momento en que la pólvora, el fuego o la vida misma se desbordaban entre sus manos. Nos conocimos hace más de cincuenta años, en nuestras primeras fiestas de Fogueres. Él estaba en la comisión de Séneca-Autobusos y yo en Pío XII. Compartíamos dos pasiones: las hogueras y los fuegos artificiales.

De esa coincidencia nació una amistad que no se apagó jamás, ni con el tiempo ni con las circunstancias. Luego, la vida nos fue llevando por caminos paralelos cuando la pólvora y las hogueras se convirtieron en nuestras profesiones, y Pedro Luis pasó a ser el pirotécnico que disparaba la cremà de mis hogueras. Siempre lo elegía a él. Porque era amigo, sí, pero sobre todo porque hacía un gran trabajo. Sabía entender la fiesta y sabía cuándo ser espectacular. Y porque tenía algo que no se compra ni se aprende: pasión.

Pedro Luis era un personaje entrañable. Irreverente, impredecible, generoso, divertido..., del que guardo muchas anécdotas. Un día decidimos dejar a nuestras novias y escaparnos al Caribe. Así, sin más. Allí hicimos de todo: jugamos en el casino, ganamos fichas como locos, las perdimos todas en un «todo al negro» y buceamos por primera vez. Recuerdo otra anécdota, cuando tiró una palmera sin avisos, dos minutos antes de lo previsto. Canal Nou estaba retransmitiendo en directo y el helicóptero sobrevolaba la zona. Aquello fue una locura. Le dije: «¡Te has podido cargar el helicóptero!». Y él, con su sonrisa, me dijo: «Me puse nervioso». Así era Pedro. 

Tampoco olvidaré aquella Nochevieja en la que decidió disparar doce morteros simulando las campanadas, pero solo tiró ocho. Cuando le pregunté qué había pasado, me soltó: «¿Tú nunca te atragantas con las uvas? Pues a mí se me han atragantado». Era mucho más que un pirotécnico brillante. Era un ser humano enorme. Un tipo que ayudaba a familias que ni conocía, que se volcaba con quien lo necesitaba, que no se callaba nunca cuando algo le parecía injusto. Era polémico, sí, porque decía lo que pensaba. Pero eso también lo hacía grande. Tenía un corazón gigante y una capacidad infinita para implicarse en todo lo que hacía. Hasta fue artista de hogueras. Recuerdo la que plantó en Doctor Bergez-Carolinas… ¡Madre mía, qué horror! Le decía que menos mal que se dedicó a la pólvora, porque como artista no tenía futuro, y nos reíamos.

En la pólvora era distinto. Tenía una forma de disparar que era suya, propia. A veces parecía desordenado, pero su pólvora sonaba diferente, de una manera distinta. Con más potencia. Iba siempre al límite y discutía con bomberos o la Guardia Civil porque quería poner más carga de la autorizada. La gente lo adoraba por eso, porque tenía ese punto de locura que convertía sus mascletaes en algo inolvidable.

Fue delegado de Deportes de la Gestora. Lo hizo de maravilla y se implicó como siempre: a tope. Todo lo que tocaba lo hacía con alma. Y esa forma de vivir también la transmitió a sus hijos: Adrián, Pedro y Rodrigo, que han seguido sus pasos con talento, seriedad y cabeza. Es por eso que, tanto Sergio Gómez, en la hoguera infantil, como yo, en la hoguera adulta, hemos elegido a sus hijos para que sean ellos quienes disparen la cremà de las hogueras oficiales. Y no solo por ser sus hijos, sino porque están preparados para ello. Porque son el legado que le sigue y ese será nuestro pequeño homenaje. Además, en nuestras hogueras hay un pequeño recuerdo a Pedro Luis Sirvent, firmado por nosotros.

Su legado no es solo la pólvora ni los disparos inolvidables. Es también su manera de estar en el mundo con pasión, humor y lealtad. No pasaba desapercibido. Contaba chistes malos, sí, pero te los contaba con tanta gracia que te reías igual. Era imposible no quererlo y, si pudiera decirle algo ahora, solo sería gracias. Gracias por haber sido un amigo leal, por hacernos reír, por emocionarnos y por ser así. Te has ido demasiado pronto, pero, mientras en Alicante suene la pólvora, seguirás con nosotros.

* Pedro Espadero es artista de hogueras y autor de la hoguera oficial de Alicante

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo